Los elevados y alarmantes
índices de erosión y degradación
de suelos y de sus recursos naturales
renovables están incubando una
peligrosa e impredecible crisis ambiental
en Bolivia, advirtió el estudio
especializado "Mujer, Industria
y Medio Ambiente".
"Pese a los avances en la legislación
jurídica, el medio ambiente
es una asignatura pendiente en el
país y hay graves indicadores
sobre la contaminación de los
suelos y el agua, y en menor proporción
en el aire", señala la
investigación realizada por
Vania Solares Maymura.
La investigación detecta que
hay un panorama poco halagüeño
en materia ambiental para Bolivia,
un país de 1.098.591 kilómetros
cuadrados, la mitad de ellos bosques,
con grandes contrastes geográficos
y ecológicos y con una amplia
diversidad de climas, topografía,
vegetación natural y suelos.
Destrucción de suelos
"En Bolivia, el mayor problema
ambiental es la degradación
de la tierra, que es creciente y amenazadora,
y se expresa fundamentalmente en un
agudo proceso de erosión que
trae consigo la pérdida de
la capacidad del suelo agrícola
y forestal, la destrucción
de la base productiva del país
y el agravamiento de la pobreza".
"Los efectos de la degradación
del suelo son la erosión hídrica
y eólica, la pérdida
de cobertura vegetal, la pérdida
de fertilidad del suelo y la salinización
del suelo por riego y drenaje inadecuado",
agrega el estudio de Solares.
Según los datos presentados
en la investigación se "estima
que el 41 por ciento del territorio
nacional está afectado por
diversos grados de erosión
y degradación. Una cuarta parte
del territorio sufre de una erosión
fuerte a muy grave y cada año
el 3 por ciento de la superficie utilizada
con fines de producción agropecuaria
y forestal pierden su capacidad productiva
por efecto de la degradación".
Contaminación hídrica
La contaminación del agua
también es significativa y
altamente preocupante, especialmente
en el occidente del país, donde
se asientan las actividades mineras.
Se estima que entre el 30 al 50 por
ciento de las aguas residuales de
la actividad minera son descargadas
sin tratamiento de ninguna especie.
En el oriente, la contaminación
hídrica es generada fundamentalmente
por las descargas de agrotóxicos
y el uso de pesticidas en la producción
agropecuaria, agrega el informe.
En el área urbana, el inadecuado
uso de los desechos humanos e industriales
ocasionan la contaminación
de ríos. En el desarrollo de
sus actividades, las ramas industriales
provocan severos daños al medioambiente
y contaminación hídrica,
de suelos y atmosférica (aguas
servidas, líquidos tóxicos,
residuos sólidos, agentes químicos,
ácidos, ruidos, gases, compuestos
orgánicos e inorgánicos,
olores, etc), afectando la seguridad
y salud de los trabajadores y de la
población.
El estudio, que consigna información
de fuentes oficiales y empresariales,
muestra que "en la generalidad
de la industria manufacturera no existe
una adecuada clasificación
y separación de los desechos
industriales del restante, que los
desechos peligrosos no se someten
a tratamiento especial y que hay severas
restricciones económicas, tecnológicas,
de infraestructura y de cultura ambiental
en la relación de la industria
con su entorno".
Deterioro del aire
La contaminación del aire
en las ciudades bolivianas es relativamente
baja, si se la compara con la existente
en otras ciudades del continente,
sin embargo no deja de aumentar constantemente.
La contaminación del aire se
genera fundamentalmente por la actividad
industrial, el transporte, la actividad
en los hogares, la quema de pastizales
y chaqueos. En Cochabamba, la contaminación
del aire tiene su origen principal
en el polvo, mientras que en La Paz
la contaminación por monóxido
de carbono y plomo llega a niveles
altos por el transporte vehicular.
Más peligros
El estudio sostiene que el deterioro
del medio ambiente y la degradación
de los recursos naturales renovables
no ha podido, hasta ahora, ser detenido
ni controlado, a pesar de los significativos
avances que dio el país en
materia legislativa.
A juicio de los expertos, la Ley
del Medio Ambiente (1992), la Ley
Forestal (1996) y la Ley INRA (1996),
con sus respectivos reglamentos, son
tres instrumentos muy avanzados para
proteger el medio ambiente y velar
por un uso eficiente y correcto de
los recursos naturales renovables.
Sin embargo, las enormes falencias
y debilidades administrativas del
aparato estatal, las limitaciones
de recursos humanos, técnicos
y financieros en las reparticiones
oficiales encargadas del control y
supervisión ambiental y las
restricciones que imponen las normas
a las actividades económicas
son, entre otros, factores fundamentales
que impiden que la legislación
se aplique con todo su rigor y en
todo su alcance. Por ello, según
el estudio, hay un creciente y peligroso
deterioro ambiental en el país.
4 de Julio de 2003
Fuente:
|