La Argentina y Brasil propondrán
la creación de un santuario ballenero
en el Atlántico Sur durante la
55° reunión anual de la Comisión
Ballenera Internacional (CBI), que comienza
mañana en Berlín, Alemania.
Paradójicamente, sólo
el viernes último nuestro país
confirmó su participación
oficial en la reunión, luego
de que después de gran presión
de grupos políticos y organizaciones
no gubernamentales se pagaron los
20.000 dólares de cuota a la
CBI.
Todos los grupos conservacionistas
y ecologistas del mundo tienen los
ojos puestos en este encuentro, donde
una veintena de países -incluidos
el nuestro, EE.UU., Inglaterra, Holanda,
Alemania, España, Francia e
Italia- se sumará a la Iniciativa
de Berlín, el intento de crear
un comité conservacionista
en el interior mismo de la CBI. Hasta
ahora, la Comisión se ha dedicado
a fijar cuotas de captura a los 49
países miembros, pero no centró
su tarea en la conservación.
Sin embargo, voces de alarma acrecientan
la preocupación por la suerte
de ballenas, delfines y marsopas (todos
ellos cetáceos o mamíferos
marinos), amenazados por la caza paralela,
el turismo ballenero, las muertes
accidentales y los choques con barcos.
"En las naciones costeras del
Atlántico Sur existe un creciente
interés por la preservación
de las poblaciones de ballenas, que
fueron víctimas de cacerías
masivas, muchas ilegales. Para lograr
la recuperación es necesario
preservar áreas del océano
donde estos mamíferos desarrollan
sus ciclos vitales, incluyendo zonas
de apareamiento, cría y alimentación",
explica Mariano Sironi, investigador
del Instituto de Conservación
de Ballenas (www.icb.org.ar).
Sironi agrega que "para que
esta iniciativa sea aprobada se requiere
mayoría de votos, pero algunos
países como Dinamarca, Sudáfrica
y Suiza aún no expresaron su
apoyo."
Además, países que
defienden la"caza científica"
de ballenas (algo así como
permiso para estudiarlas), como Japón,
Noruega e Islandia, intentarán
boicotear la iniciativa. Sin embargo,
si Islandia insiste en mantener sus
cuotas de "caza científica"
que la autorizarían a cazar
unos 250 ejemplares anuales, al mismo
tiempo haría peligrar la actividad
turística de observación
de ballenas, una fuente de enorme
ganancia, más aún que
la caza de estos enormes cetáceos.
15 de junio de 2003
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