El Refugio Real de la Cruz es el punto
neurálgico del valle del Alto
Tunuyán. Para transitar esta
hendidura, entre cerros de 5.000 metros
y sólo accesible a pie o a caballo,
los arrieros, militares o turistas utilizan
esta sólida construcción
de piedra.
El medio siglo de uso de este edificio,
construido por el Ejército
en los años 40, quedó
fielmente documentados en la pila
de 500 kilos de basura acumulada detrás
del refugio, a metros del río
Tunuyán. Hasta que un grupo
de entusiastas locales -andinistas,
guardaparques y gente del Manzano
Histórico- organizó
un operativo de limpieza que dejó
impecable el sitio.
En tres días de trabajo los
siete voluntarios recolectaron 51
bolsas de distintos tipos de basura.
Precisaron diez mulas para trasladar
esta carga hasta el sitio donde la
pudo recoger un camión. Para
hacerlo debieron atravesar los 4.380
metros de altura del Portillo Argentino.
La idea surgió en forma espontánea
entre los integrantes del grupo, preocupados
por el escaso control sobre la basura
en el valle. El objetivo del operativo
de limpieza era generar conciencia
en autoridades y visitantes; el resultado
superó las expectativas, ya
que el emprendimiento desencadenó
una disposición municipal regulando
el tema residuos. También que
la Dirección de Recursos Naturales
se hiciera cargo de los costos.
Integraron el grupo Pablo Berlanga,
Eduardo Morsucci, Hernán Ponce,
Hugo Ramírez, Rubén
Rodríguez Yagua, Leonardo Rodríguez
y Lorenzo Videla.
1º de junio de
2003
Fuente:
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