Pertenecerían
a dos especies distintas que habitaron
hace 80 millones de años lo
que hoy es Neuquén. Son aproximadamente
300 pisadas. También encontraron
restos de dinosaurios. El hallazgo
fue en Sierra Barrosa, a 30 kilómetros
de Plaza Huincul.
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Las
pisadas halladas en Sierra
Barrosa corresponden a dos
especies diferentes de aves
prehistóricas |
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El
paleontólogo canadiense
Phil Currie limpia huellas
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Hace 80 millones de años,
en lo que es hoy Sierra Barrosa, una
barda multicolor que se extiende paralela
a la ruta 22, que une las ciudades
de Plaza Huincul y Neuquén,
corría un arroyo que en cierta
ocasión se desbordó
ocupando buena parte de los terrenos
adyacentes. Cuando las aguas se retiraron
los habituales habitantes de la llanura
regresaron a esa tierra todavía
húmeda.
Las huellas de ese regreso fueron
sepultadas por una capa de barro que
preservó hasta nuestros días
las pisadas de los moradores de la
Patagonia durante ese período,
conocido como cretácico tardío.
Recientemente, paleontólogos
del Museo Carmen Funes, de Plaza Huincul,
Neuquén, y del Royal Tyrrel
Museam of Paleontology, de Alberta,
Canadá, descubrieron en Sierra
Barrosa las huellas de aves prehistóricas
más antiguas halladas en la
Patagonia.
"El estudio de la anatomía
de las patas de los animales que dejaron
las huellas que encontramos evidencia
que pertenecieron al menos a dos especies
distintas de aves", comentó
Rodolfo Coria, director del Museo
Carmen Funes y coautor del estudio
publicado en el último número
de la revista especializada Ameghiniana,
en el que se describen las huellas.
Además de las más de
300 pisadas descubiertas en una pequeña
fracción de seis metros por
dos en Sierra Barrosa, los paleontólogos
desenterraron restos fósiles
de dinosaurios carnívoros y
herbívoros, tortugas y cocodrilos
prehistóricos que actualmente
están siendo estudiados, ya
que algunos pertenecen a especies
hasta ahora desconocidas.
Interpretando las pisadas
El registro más añoso
de aves conocido a la fecha corresponde
al Archaeopterix, que data del jurásico
superior; esto es aproximadamente
unos 150 millones de años de
antigüedad.
Con sus 80 millones de años,
las huellas halladas por Coria y su
colega canadiense Phil Currie en Sierra
Barrosa pertenecerían a formas
primitivas de estos animales que evolutivamente
pueden ser ubicadas a mitad de camino
entre el Archaeopterix y las aves
de hoy en día.
Aun así, comentó Coria,
"las huellas que encontramos
son casi indistinguibles de las huellas
de las aves actuales, lo que indica
que hace 80 millones de años
ya tenían patas como las de
ahora".
¿Qué más se
puede deducir a partir de las pisadas?
"El andar de estos animales debió
haber sido muy parecido al de las
gallinas o al de las palomas, aves
que están muy adaptadas a caminar
por el suelo más que a estar
paradas en las ramas de los árboles",
respondió Coria.
Quizá lo más difícil
sea obtener a partir de las huellas
una idea cabal del aspecto de estas
aves primitivas, aunque Coria postula
algunas hipótesis al respecto.
"Si bien no hemos podido encontrar
restos de las aves que dejaron estas
huellas, sí pudimos hallar
restos de aves en el mismo lugar,
aunque en niveles un poco más
antiguos -apuntó el paleontólogo-.
Estas aves tenían patas que
bien podrían haber dejado uno
de los tipos de huellas encontradas."
Los restos fósiles en cuestión
pertenecieron al Patagopteryx, una
primitiva ave no voladora patagónica
cuyas patas poseían dedos largos
y bien abiertos, pero carentes de
espolón (el dedo que mira hacia
atrás). "Uno podría
sugerir que las huellas podrían
haber pertenecido a un descendiente
del Patagopteryx", deslizó
Coria.
"Estimo que las aves de Sierra
Barrosa debieron haberse parecido
bastante a las actuales, aunque podrían
haber tenido colas más largas.
No más largas por tener un
mayor número de plumas, sino
por ser colas más parecidas
a las de los reptiles", concluyó
el paleontólogo.
21 de marzo de 2003
Fuente:
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