La Comisión
Nacional de Energía Atómica
(CNEA) estudia reactivar el Complejo
Sierra Pintada, el reservorio de uranio
más importante del país
y ubicado en San Rafael. La idea es
extraer 120 toneladas de uranio por
año -hay una capacidad de 2.500
toneladas de mineral y para unos 20
años más- y dar trabajo
a unas 200 personas.
Para lograr esto, en tres meses se
entregará un extenso estudio
de impacto ambiental, requisito exigido
por las nuevas leyes nacionales y
provinciales y por los organismos
que avalarían la reapertura
del emprendimiento fabril, es decir
el Ministerio de Ambiente y Obras
Públicas de Mendoza.
No podemos hablar de reactivación
sin impacto ambiental, dijo
Sergio Aldebert, jefe del departamento
minero fabril de Sierra Pintada. El
funcionario detalló que incluye
los pasivos que se generaron mientras
el complejo estaba en pleno funcionamiento
y aquellos que se puedan generar en
un futuro. Según datos
de la CNEA, hay depositadas o enterradas
en tambores en las denominadas trincheras
unas 1.700.000 toneladas de colas
de uranio, más los residuos
sólidos provenientes de la
planta que opera en Córdoba,
donde se transforma la roca en dióxido
de uranio, el material usado en la
energía nuclear.
La idea es que a mediados de 2004
comience nuevamente la explotación
y para 2005 esté en funcionamiento
la planta.
Ayer, en el recinto de sesiones del
Concejo Deliberante de San Rafael,
los funcionarios explicaron detalladamente
los alcances de la investigación
de la Universidad Tecnológica
Nacional (UTN) de Avellaneda y especialistas
en cada materia, entre ellos el ingeniero
nuclear sanrafaelino Enrique Biurrum,
que reside en Alemania.
Los estudios, que costaron 300.000
pesos, consisten en analizar en forma
exhaustiva los aspectos radiológicos
del personal y la población,
el impacto en la flora y fauna, el
procesamiento y encapsulado del material
pasivo, la preservación del
agua, y en la salud de la comunidad.
Todo debe ser discutido en
una audiencia pública, antes
de pensar en la reactivación,
dijo Juan Perrino, jefe de planta
de conservación de Sierra Pintada.
Ocurre que una explotación
de estas características, teniendo
en cuenta el conflictivo historial
de los desechos de uranio en Malargüe,
remite a la controversia suscitada
recientemente en Chubut. Allí
el tema ambiental generó un
plebiscito, que terminó por
detener la explotación de oro
en el Cordón de Esquel, con
gran repercusión nacional e
internacional.
Se piensa en unir y achicar costos,
por eso fusionarían Sierra
Pintada con la planta que trabaja
en Córdoba. El complejo sanrafaelino
trabajó durante 20 años,
y cerró a fines de los '90.
Primero se paró la explotación
minera y luego la planta de concentración
de mineral. Por eso, y en una primera
parte, se estima una inversión
de 12 millones de dólares,
5 millones para la gestión
ambiental y otros 7 millones para
la línea de producción.
El dinero sería aportado en
forma conjunta entre la CNEA y la
empresa estatal Dioxitec, de la cual
Mendoza es accionista.
Según Pablo Navarra, jefe
de abastecimiento de Uranio, es
decisión de la CNEA trabajar
en la reactivación del complejo.
Indicó que en el 2000 se vislumbró
la posibilidad de reflotarlo, mejorando
la tecnología. Máxime
si se tiene en cuenta que el precio
del uranio se volvió competitivo.
El kilo se paga a 35 dólares,
a precio internacional.
10 de mayo de 2003
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