Los representantes
votaron una ley forestal. Según
el presidente, será beneficiosa
para el medio ambiente y la economía.
Demócratas y ecologistas critican
el proyecto y acusan a Bush de querer
vender los bosques.
Ahora que se acerca
la temporada de incendios forestales
en la costa oeste de Estados Unidos,
la Cámara de Representantes
aprobó el martes una versión
del plan del presidente Bush de podar
árboles y arbustos para reducir
el riesgo de que se produzcan incendios.
Bush dijo que esta medida era "un
paso importante hacia la implementación
de una política forestal que
sea positiva para el medio ambiente
y nuestra economía".
Sin embargo, el Sierra Club, uno
de los muchos grupos ambientales que
se oponen a la legislación,
dijo que "en lugar de proteger
a las comunidades, la Cámara
había optado por vender los
bosques de Estados Unidos a intereses
corporativos especiales y limitar
el derecho de la población
a hablar en nombre de la protección
ambiental".
Bush, por su parte, instó
al Senado a actuar rápidamente
y aprobar el proyecto de ley. Pero
el destino de la medida es incierto:
un proyecto de ley similar murió
en el Senado el año pasado.
Esta vez se cree que el proyecto necesitará
60 votos para sobrevivir.
El proyecto de ley de la Cámara
baja generó oposición
no sólo entre los ambientalistas,
que lo consideran un intento por promover
la tala comercial de los bosques nacionales,
sino también entre los grupos
de derechos civiles, que advirtieron
que esta medida podría atrasar
otros casos urgentes.
Una coalición de grupos de
derechos civiles entre ellos
el Fondo Educativo y de Defensa Legal
México-norteamericano y la
Organización Nacional para
la Mujer dijo en una carta a
los legisladores que el proyecto de
ley "podría afectar seriamente
la capacidad de nuestras cortes federales
para pronunciarse oportunamente"
en otras cuestiones.
Los opositores de la legislación
también dicen que desalentará
a los ciudadanos a frenar proyectos
que consideren perjudiciales para
el medio ambiente. Según la
legislación, las demandas legales
en contra de los proyectos de tala
de árboles tendrían
que ser presentadas dentro de los
15 días de aprobado el proyecto.
Actualmente, no existe ninguna restricción
de tiempo.
Quienes están a favor del
proyecto de ley, en cambio, sostienen
que eliminará los obstáculos
burocráticos y judiciales que
frenaron o retrasaron los proyectos
de prevención de incendios.
"Con tanto amor, van a terminar
matando a los bosques", dijo
el representante republicano Dennis
Rehberg a los opositores del proyecto,
mientras mostraba fotografías
de incendios devastadores.
El demócrata Lynn Woolsey
le respondió: "La política
republicana parece ser 'Corten los
árboles. Si no hay árboles,
no habrá incendios forestales'".
El republicano Jan Inslee comparó
la tala de árboles para reducir
el riesgo de incendios con "vender
un riñón en buen estado
para curar el que funciona mal. Uno
termina quedándose sin ningún
riñón".
El presidente Bush, sin embargo,
no dudó en ejercer presión
para instar al Congreso a actuar.
Dijo que su propuesta era una "política
ambiental sensata" que también
favorecería a la economía.
Sin embargo, el demócrata
George Miller, uno de los más
fervientes opositores del proyecto
de ley, predijo que la legislación
sería ignorada por las "cabezas
más frías" del
Senado.
22 de mayo de 2003
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