Para la mayoría
de los argentinos, Patagonia Land Trust
bien podría ser el nombre de
una compañía forestal
o ganadera; una razón social,
sacada de las páginas bursátiles
de un diario.
Es todo lo contrario. Patagonia Land
Trust es la estructura que sostiene
una enorme red privada dedicada al
conservacionismo, con un paraíso
de 300.000 hectáreas en el
sur de Chile y creciente presencia
en la Argentina. Hace poco donó,
mediante un mecanismo novedoso, las
casi 63.000 hectáreas del nuevo
Parque Nacional Monte León,
en la costa de Santa Cruz. Esta semana
se conoció además la
compra de bosques, por valor de 15
millones de dólares, al empresario
Gregorio Pérez Companc, en
Corrientes y en el Delta.
Esta operación está
causando en el sector maderero argentino
los mismos interrogantes desbocados
que hace unos años generó
entre empresarios y funcionarios chilenos
la compra del Fundo Reñihué:
¿Qué y quién
está detrás de los dólares?
La respuesta se remonta a un trotamundos
californiano de los años 60,
devenido primero multimillonario y
luego filántropo: Douglas Tompkins,
un hombre con una historia tan interesante
como la fundación que creó.
Ex esquiador olímpico y pionero
del montañismo alrededor del
mundo, Tompkins se las arregló
entre viaje y viaje para crear marcas
de indumentaria que le generaron una
fortuna. Esprit y The North Face (la
famosa ropa de montaña) fueron
creaciones suyas, que luego vendió
en varios millones. Pero gradualmente
dejó el mundo empresario para
comprometerse con las causas ambientales,
que abrazó desde organizaciones
como Deep Ecology.
A fines de los 80, Tompkins comenzó
lo que sería la misión
de todos sus años siguientes:
la compra de tierras ricas en vegetación
y fauna en el sur de Sudamérica.
Junto a su esposa Kris Tompkins (también
ex empresaria, cofundadora de la marca
Patagonia), crearon una fundación
en Chile e iniciaron el ambicioso
proyecto Bosque Pumalín. El
objetivo declarado era desarrollar
reservas naturales privadas.
Cuando las propiedades de los Tompkins
llegaron a 300.000 hectáreas
en la Décima Región
(a la altura de Chubut), ocupando
una vasta franja entre el mar y el
límite con la Argentina, estalló
la crisis: recibieron ataques cruzados
desde el nacionalismo, los intereses
forestales y pesqueros y las teorías
conspirativas.
Las idas y venidas (y muchos artículos
sobre el misterioso gringo
que se compraba la Patagonia) ocuparon
buena parte de los 90. Mientras,
en la Argentina, los Tompkins tenían
propiedades pero a título personal,
por ejemplo en Santa Cruz.
Desde su cuartel general en Puerto
Montt y en el propio Bosque Pumalín,
el matrimonio se dedicó a una
batalla legal y a desarrollar su iniciativa.
Como siempre, mantuvieron un perfil
bajo y procuraron alejarse de la notoriedad.
El tiempo parece haberles dado la
razón: el planteo a largo plazo
del Bosque Pumalín convenció
a la comunidad científica y
a los funcionarios chilenos, y hay
un proyecto de declararlo santuario
de la naturaleza y pasarlo a patrimonio
público.
En el proceso, el interés
de los Tompkins cruzó la cordillera.
Adquirieron una estancia importante
en los esteros del Iberá, y
también ampliaron su presencia
en el sur.
El ritmo de compras de tierras no
se detuvo (con la consiguiente curiosidad,
ahora en la Argentina, acerca de su
objetivo). En 2000 se creó
Patagonia Land Trust, la ONG que agrupa
los proyectos patagónicos,
bajo la dirección de Kris Tompkins.
Este año llevaron a cabo uno
de sus principales emprendimientos:
Monte León, un campo de 62.750
hectáreas en la costa de Santa
Cruz. Se hizo una figura legal inédita,
por la cual la organización
ambiental Vida Silvestre operó
como puente y garante entre Patagonia
Land Trust y el gobierno nacional,
para transferir las tierras y hacer
un Parque Nacional.
No faltaron los críticos al
proyecto, entre ellos los ganaderos
locales y legisladores que objetan
la cesión te tierras provinciales.
De hecho, la creación de Monte
León avivó el debate
sobre la propiedad de tierras por
parte de extranjeros, y motivó
distintos proyectos de regulación.
Pero el tema es complejo, porque
en el medio aparece la falta de información
y los intereses particulares. Además,
tarde: PLT ya tiene compradas las
propiedades vecinas a Monte León
de El Rincón y Dor-Aike, que
planea incorporar al sistema.
Los Tompkins también crecen
en otras provincias. Esta semana trascendió
que en noviembre cerraron la compra
de terrenos pertenecientes al millonario
Gregorio Pérez Companc. Son
casi 100.000 hectáreas en Corrientes
y 4.000 en el Delta.
Esto se suma a las 100.000 hectáreas
que ya tienen en los esteros del Iberá
(parte comprada a otra familia tradicional,
los Blaquier). Los Tompkins, en tanto,
cosechan adhesiones de científicos
y ambientalistas locales, con la razón
de ser de su organización:
Patagonia Land Trust (PLT) está
trabajando en la Patagonia protegiendo
las tierras silvestres y su biodiversidad,
a través de la compra de hábitats
críticos para la conservación,
protegiéndolos y luego devolviéndolos
al dominio público en la forma
de parques nacionales.
9 de diciembre de
2002
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