Son nueve ubicados
en Santa Cruz. El fenómeno
también afecta muchos de los
chilenos. Se produce por el aumento
de la temperatura y la reducción
de las lluvias, a raíz del
calentamiento del planeta.
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Un
glaciar retrocediendo. El
Viedma, en la provincia
de Santa Cruz, fue una de
las 63 masas monitoreadas
con radares de la NASA. |
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Infografía |
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En ambos lados de
la Cordillera, la mayoría de
los glaciares patagónicos están
atravesando serios problemas. El adelgazamiento
y la pérdida de sus superficies
se han más que duplicado durante
la década de los noventa. Así
también elevaron los volúmenes
de agua que aportan al aumento del
nivel del mar, según reveló
un estudio realizado con la ayuda
de cartografía y radares por
un científico de la NASA de
los Estados Unidos con dos investigadores
chilenos.
El estudio, que se publica hoy en
la revista Science de la Asociación
Americana para el Avance de la Ciencia,
advirtió el retroceso, con
una aceleración mayor a la
prevista, de la mayoría de
los 63 glaciares que monitorearon,
nueve de ellos argentinos y que están
ubicados en Santa Cruz.
Los únicos que se salvan de
semejante deterioro son el Glaciar
Pío XI, en Chile que,
a la inversa, se engrosó
y el imponente Perito Moreno, en Santa
Cruz, que se mantiene en un estado
de equilibrio, según contaron
ayer los investigadores Andrés
Rivera y Gino Casassa, de la Universidad
de Chile y del Centro de Estudios
Científicos en Valdivia, respectivamente.
Los glaciares forman los Campos de
Hielo Patagónico Norte y Sur,
que ocupan 17.000 kilómetros
cuadrados. En las últimas cinco
décadas, estos reservorios
de agua potable venían experimentado
un fuerte retroceso en sus frentes
y reduciendo sus superficies de hielo.
Pero entre los años 1995 y
2000, las tasas de adelgazamiento
se aceleraron en particular
en glaciares como el Upsala, en Santa
Cruz, a un equivalente de suba
del nivel del mar de 0,1 milímetro
por año.
En cambio, si se considera el período
comprendido entre 1975 y 2000, los
campos de hielo de la Patagonia habían
perdido hielo a una tasa equivalente
a un aumento en el nivel del mar de
0,04 milímetro.
¿A qué se deben estas
pérdidas para los glaciares
y esas ganancias para el mar? "Las
causas se relacionan con balances
de masa negativos en los glaciares
(acumulan menor cantidad de nieve
de la que pierden por fusión
o desprendimiento de témpanos),
producidos por el aumento de las temperaturas
y la reducción de las lluvias
en el sur de Chile y la Argentina".
Por ejemplo, citaron los investigadores:
al sur de la latitud de la ciudad
de Comodoro Rivadavia, hubo aumentos
de temperaturas promedio desde 0.4
a 1.4 grado centígrado, a ambos
lados de los Andes. "Es una tendencia
que parece aumentar en dirección
al Sur", alertaron también
los científicos. Mientras las
temperaturas en altura (a más
de 1.300 metros), también subieron
0.5 centígrado en los últimos
25 años. Esto implicó
que menos nieve alimente a los glaciares,
que sufrieron un aumento en la producción
de sus témpanos. Es decir,
en sus desguaces.
Hasta aquí los cambios puntuales.
Pero los investigadores no tienen
dudas de una repercusión de
un problema mundial: el calentamiento
de las temperaturas promedio del planeta.
"Para detener el adelgazamiento
de los glaciares, lo único
que cabe hacer es reducir la emisión
de gases invernadero, siguiendo los
lineamientos del Protocolo de Kyoto
afirmaron los investigadores
Casassa y Rivera. Pero la gran
pregunta que cabe hacerse también
es en qué medida el calentamiento
global es producto de variaciones
naturales del clima". Esta cuestión
sigue pendiente: "Aún
faltan estudios más detallados,
para evaluar la influencia de la actividad
humana".
Lo cierto es que el estado de salud
de los glaciares afecta el nivel del
mar. "A nivel global el nivel
del mar sube a una tasa de casi 2
milímetros por año.
Los campos de hielo de Chile y de
la Argentina aportan al mar el 9 por
ciento de la contribución total
de los glaciares de montaña
del mundo (excluyendo Antártica
y Groenlandia).
Para hacer este estudio, se tuvieron
en cuenta relevamientos en el terreno
desde 1980 en adelante. Con el científico
Eric Rignot de la NASA, se agregó
el uso de imágenes de radar
en el año 2000. Así,
se lograron modelos digitales del
relieve de los glaciares. "Los
glaciares de la Patagonia dijo
Rignot son el único
laboratorio que permite estudiar sus
interacciones con el clima. Deben
ser protegidos".
17 de octubre de 2003
Fuente:
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