Vecinos y ambientalistas
exigen que se traten los remanentes
de la mina que permanecen a la intemperie.
La Red Nacional de Acción Ecologista
destaca que no se han tocado desde
1986. Marcan la contradicción
en la política nuclear de la
CNEA. Rechazo al acuerdo cooperativo
con Australia.
Mendoza.- La Red
Nacional de Acción Ecologista
(Renace) le reclamó a la Comisión
Nacional de Energía Atómica
(CNEA) que priorice los trabajos de
tratamiento y remediación de
las áreas con residuos de uranio,
como es el caso de Malargüe,
y destacó la aparente política
contradictoria del organismo de la
actividad nuclear al "promover
el procesamiento de residuos radiactivos
de otros países en el nuestro,
cuando todavía no ha solucionado
qué hacer con los propios".
En una carta abierta a la CNEA, la
agrupación ecologista, conformada
por 78 organizaciones no gubernamentales
de 17 provincias, criticó la
presión que el organismo estatal
estaría efectuando sobre el
Congreso Nacional para que se apruebe
el acuerdo nuclear con Australia,
proyecto que abriría la puerta
para que la Argentina trate residuos
radiactivos en el término de
una década.
"¿Por qué no resolver
primero qué se debe hacer con
los residuos radiactivos de minería
de uranio que esperan bajo el viento,
la lluvia y la nieve en Malargüe
desde hace décadas?",
se preguntó la institución.
Los residuos de la extracción
de uranio están expuestos al
aire libre en Malargüe, a escasos
2000 metros del centro de aquella
ciudad, ubicada en el sur de Mendoza,
a más de 400 kilómetros
de la capital mendocina.
Los restos provienen de la explotación
en Fabril Malargüe y Sierra Pintada
-esta última de San Rafael-
que han sido por dieciséis
años el motivo de preocupación
de los pobladores, a los que se sumaron
en los últimos tiempos redes
ambientalistas y ecologistas.
Abandonados a su suerte
En Malargüe quedaron depositadas,
entre 1954 -cuando se produjo el hallazgo
de los yacimientos de Huemul y Agua
Botada- y 1986, unas 700.000 toneladas
de colas de mineral de uranio.
En la década del noventa el
tema alcanzó repercusión
a raíz de denuncias de la entidad
internacional Greenpeace. Las instituciones
ecologistas, como gran parte de la
población del departamento
de Malargüe, han solicitado la
realización de los trabajos
que permitan el encapsulado del material,
por el cual se evitará la dispersión
en el ambiente del polvo y los gases
sobrantes del proceso.
La cooperación
La red Renace, a la par de insistir
con la cuestión de las colas
de uranio en Malargüe, advirtió
que la Cámara de Diputados
de la Nación "está
a punto de aprobar un acuerdo de cooperación
nuclear con Australia que permitirá
que ingresen residuos australianos
para recibir tratamiento en la Argentina".
Se trata de una cláusula que
contiene el contrato entre la empresa
argentina Invap y la entidad nuclear
Ansto, del gobierno australiano, por
la que, una vez construido el reactor
de Lucas Heights, a 35 kilómetros
de Sydney, y puesto en funcionamiento,
los materiales combustibles usados
podrían ser enviados a la Argentina
(o al destino que ésta acuerde)
para su tratamiento. Esto podría
no ocurrir hasta dentro de una década,
según algunos de los diputados
que lo respaldan.
El acuerdo es rechazado por las organizaciones
ambientalistas del país, que
señalan que es inconstitucional.
"El artículo 41 de la
Constitución nacional prohíbe
el ingreso de residuos radiactivos
al territorio nacional", indicó
un vocero de Renace.
"¿Cuándo resolverán
este pasivo ambiental?", se preguntó
Jennifer Ibarra, de la Fundación
Cullunche, de Mendoza. "Esa debería
ser la prioridad para la CNEA y los
diputados mendocinos, y no estar corriendo
detrás de las presiones de
Australia", agregó.
Negocio de los residuos
"Sabemos del gigantesco lobby
que hacen los funcionarios de la CNEA
para que se les abra el negocio de
los residuos nucleares internacionales,
a costa de los derechos y del medio
ambiente argentino", dijo por
su parte Carlos Benedetto, que reside
en Malargüe y es miembro del
Instituto Argentino de Investigaciones
Espeleológicas.
Agregó que a las entidades
ecologistas les "gustaría
ver el mismo entusiasmo e idéntica
dedicación que ponen los legisladores
para solucionar el problema a los
australianos, en buscar los fondos
para solucionar el problema a los
mendocinos".
14 de octubre de 2002
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