Las orcas patagónicas
están perdiendo su técnica
de caza. Es un inusual varamiento
intencional. Sólo unas diez
orcas conocen este modo de obtener
alimentos. El guardafauna Roberto
Bubas las monitorea para evitar su
extinción. Hoy dará
una conferencia.
De un hombre que
en agosto cumplirá 32 años
y que desde hace 10 eligió
una forma de vida solitaria, sin ningún
elemento de confort, depende en gran
parte que las orcas de la Patagonia
Norte conserven una estrategia de
caza (llamada varamiento intencional)
que las hace únicas en todo
el mundo
Roberto Bubas, que
nació al pie de la Cordillera
de los Andes , en Esquel, sintió
sin embargo siempre una particular
fascinación por el mar. Así,
muy joven, viajó a Puerto Madryn
para estudiar biología marina.
Pero la naturaleza en vivo y el espectáculo
de la fauna marina lo sedujeron irremediablemente
y se convirtió en guardafauna
voluntario de las Reservas de Fauna
del Chubut.
Hoy, designado guardafauna-investigador,
Bubas trabaja desde hace 10 años
en un proyecto de investigación
en las Areas Protegidas Caleta Valdés
y Punta Norte. Su mirada se dirige
hacia el monitoreo de la población
y las estrategias de caza de las orcas
de la Patagonia Norte de la Argentina.
Para compartir sus
más de 1200 horas de observaciones
de campo de las orcas de esa zona
y las 200 que pasó frente a
los mismos mamíferos marinos
de regiones de los Estados Unidos,
Canadá y la Antártida,
Roberto Bubas ofrecerá una
conferencia esta tarde organizada
por el Instituto de Conservación
de Ballenas (ICB), filial argentina
de la institución creada y
dirigida por el biólogo norteamericano
Roger Payne
Una forma única
de cazar
En 10 años
de trabajo, Bubas identificó
la mayor parte de los ejemplares que
se acercan a la costa. "Son 26
-dijo-. Hay ocho machos, ocho hembras,
siete juveniles de sexo no determinado
y tres de sexo y edad sin determinar."
Si bien existen
otras poblaciones de orcas en nuestras
costas (norte de la provincia de Buenos
Aires, Santa Cruz e islas Malvinas),
todas ellas son más oceánicas
que las de la península Valdés
y menos conocidas.
El investigador
explicó que gran parte de la
dieta de las orcas de la Patagonia
Norte se compone de lobos y elefantes
marinos, que se explotaron comercialmente
de manera incontrolada entre 1917
y 1953 en las loberías de la
península Valdés. "En
una sola temporada de faenamiento
en Punta Norte llegaron a matarse
más de 17 mil lobos marinos,
que es la población total actual
en toda la Patagonia Norte -comentó
Roberto Bubas-. Si bien no sabemos
cuántas orcas había
antes de estas matanzas, es lógico
suponer que eran muchas más
que hoy", agregó.
No sólo el
pequeño tamaño de la
población -que indica un ecosistema
frágil- importa a la hora de
evaluar la importancia de las orcas
patagónicas. "Estos animales
son considerados por muchos especialistas
expertos mundiales en el varamiento
intencional como estrategia de alimentación
-enfatizó Bubas-. Se trata
de una estrategia de caza muy rara,
que consiste en varar en forma intencional
en las playas para capturar crías
de lobo marino de un pelo ( Otaria
flavescens) y elefanta marina (Mirounga
leonina). El varamiento intencional
se observó únicamente
en dos regiones del mundo: las islas
Crozet, en el océano Indico,
remotas y virtualmente inaccesibles,
y la península Valdés."
Es este comportamiento
especialísimo el que está
amenazado de extinción. "Las
evidencias sugieren -agregó
el investigador- que menos de la mitad
de la población identificada
adoptó esta estrategia como
principal técnica de caza y
sólo unos pocos individuos
participan de su enseñanza
a la progenie, y es una técnica
que parece requerir un largo período
de entrenamiento. Es imprescindible
garantizar el paso intergeneracional
de esta habilidad única en
el planeta, que podría depender
de no más de diez individuos."
Máximos
predadores
Bubas indicó
que las orcas (Orcinus orca) son los
miembros más grandes de la
familia de los delfines y los máximos
predadores del mar: animales poderosos,
inteligentes y sociables. "El
mito de su agresividad -dijo- proviene
de observaciones interpretadas erróneamente:
cuando las orcas cazan lo hacen para
alimentarse, no con otro fin."
El investigador
trabaja con el método desarrollado
por el biólogo canadiense Michael
Bigg, que en 1972 desarrolló
la técnica de fotoidentificación,
que permite reconocerlas por sus marcas
particulares y la forma de sus aletas
dorsales. "A partir de esos datos
-afirmó Bubas-, se pudo hacer
un inventario que actualizamos en
forma permanente y es el pilar del
método fotoidentificatorio.
Claro que la fotografía y el
equipamiento que requiere son costosos
y me resulta difícil llevar
adelante en el proyecto a nivel económico:
no tengo más recursos que mi
sueldo de guardafauna. Son 900 pesos..."
Hoy, en el Museo
Renault
A pesar de que reconoce
que el estar el contacto con la naturaleza
es una experiencia insustituible,
Roberto Bubas admite que vivir sin
electricidad, televisión, teléfono,
Internet y cuidando el agua potable
es a veces duro, especialmente cuando
azotan el frío y el viento.
El guardafauna dictó conferencias
en Alaska, Canadá, Inglaterra,
EE.UU, Italia y la ex Yugoslavia.
Hoy, a las 19, disertará sobre
"Monitoreo de la población
de orcas de la Patagonia norte"
en el Museo Renault, Figueroa Alcorta
3399, Capital Federal. Informes e
inscripción: Instituto de Conservación
de Ballenas, (011) 4717-5458.
6 de mayo de 2002
Fuente:
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