Un cordobés
fue sorprendido colocando trampas
y terminó en una prisión
de máxima seguridad por ser
reincidente.
Un hombre que fue
sorprendido colocando trampas para
pajaritos fue liberado en Córdoba
luego de permanecer dos meses detenido
y aislado en un pabellón de
máxima seguridad, por su condición
de reincidente, ya que había
cumplido condena por robo en 1996.
La liberación
del acusado, Héctor Fabián
Sosa, de 33 años, fue dispuesta
por el juez Guillerrno Lucero OffredI.
La abogada defensora Anahí
Hampartzounian admitió que
su cliente había cometido un
delito penado por la ley 22421 de
protección y conservación
de la fauna silvestre, pero cuestionó
las condiciones de detención
que sufrió junto a presos por
diversos delitos muchísimo
más graves que el que había
cometido.
Sosa fue sorprendido
entrampando pajaritos por una patrulla
ambiental en la mañana del
29 de agosto pasado, en la localidad
de Malvinas Argentinas, unos 20 kilómetros
al este de la capital provincial.
Junto a Oscar Suárez,
de 27 años, y un niño
de 12, Sosa había instalado
desde la noche anterior varias jaulas
con aves en su interior que hacían
de "llamadoras", para cazar
ejemplares diversos existentes en
la zona, como jilgueros o reina mora.
Suárez y
el niño fueron liberados luego
de ser fichados ya que no registraban
antecedentes, mientras que Sosa fue
remitido al complejo carcelario de
Bower, fuera de la capital, donde
fue alojado en el pabellón
destinado a presos reincidentes.
El hombre tenía
una causa por un delito de robo cometido
hace diez años, y por el que
purgó condena en 1996, y en
este caso fue imputado por violación
a la ley 22421.
Sosa y Suárez
admitieron que cazaban pajaritos,
aunque dijeron desconocer que constituía
un delito, y Sosa aseguró que
no tenía intenciones de comercializar
las piezas capturadas, sino que era
un regalo para su hija de cuatro años.
Tras el insólito
período en el que permaneció
preso en el pabellón de máxima
seguridad, el juez admitió
el planteo de la defensa, teniendo
en cuenta además que el acusado
es él único sostén
de su hija y de su madre, casi octogenaria,
consideró purgado el delito
con los dos meses que estuvo encarcelado
y finalmente ordenó su liberación.
31 de octubre de 2001
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