Tras una semana
de deliberaciones, el viernes pasado
los ministros de Pesca de la Unión
Europea llegaron a un acuerdo sobre
la reforma fundamental de la política
europea en la materia. Entre las principales
medidas figuran aquellas encaminadas
a proteger el bacalao, especie amenazada
con la extinción, en el Mar
del Norte.
Si bien los países de la Unión
Europea se manifiestan satisfechos
con el acuerdo, las organizaciones
ecologistas lo rechazan, pues temen
que se continúe agotando los
recursos pesqueros en el Mar del Norte.
Tras un semestre en la presidencia
de la Unión Europea, los daneses
pueden sentirse satisfechos, pues
sólo una semana después
de que se concretara en Copenhague
la ampliación de la Unión,
Bruselas ha dado luz verde a la reforma
de la política de pesca. El
acuerdo surgió tras cinco días
de deliberaciones. Los titulares de
pesca dialogaron durante aproximadamente
100 horas, antes de llegar al ambicioso
acuerdo, en virtud del cual se imponen
severas restricciones a la pesca del
bacalao.
A partir del próximo año,
en el mar del Norte tan sólo
se podrá pescar la mitad de
la cuota convenida para el 2002, pues
esta especie está amenazada
con extinción. Con el mismo
fin, se restringe el número
de días que los barcos pesqueros
pueden arrojar sus redes al mar. El
cumplimiento de las nuevas normas
se vigilará por satélite
y, además, es responsabilidad
no sólo de cada uno de los
Estados, sino que tendrá lugar
en colaboración con Bruselas.
La medida afecta sobre todo a aquellos
países donde la pesca del bacalao
es de gran magnitud, por ejemplo en
Dinamarca, Gran Bretaña e Irlanda.
El acuerdo también contempla
reducciones en las cuotas de pesca
de lenguado y platija, así
como el número de días
de pesca de estas especies, porque
al capturarlas, también se
captura bacalao. Si bien los holandeses
son los principales pescadores de
lenguado y platija, en Holanda la
medida es más aceptable, pues
desde hace diez años en este
país se ha limitado el número
de días de pesca. Además,
las restricciones para estas dos variedades
son menos severas que las que protegen
el bacalao.
Otro aspecto importante de acuerdo
es que los Estados de la Unión
Europea sólo podrán
seguir apoyando financieramente su
sector de pesca durante dos años
más, por ejemplo para la construcción
de nuevos buques pesqueros, y sólo
bajo condiciones muy estrictas. En
todo caso, la capacidad total de pesca
no puede aumentar. Además,
los pescadores que, como consecuencia
de la medida, deban cerrar su empresa
y reciban una compensación
de las autoridades, tienen durante
dos años derecho a exportar
su buque a un país fuera de
la Unión.
Expertos biólogos habían
recomendado para comienzos del 2003
una prohibición total de pesca
de bacalao. Al comienzo de las deliberaciones,
la Comisión Europea abogó
por una limitación del 80 por
ciento. El acuerdo final se obtuvo
tras sustanciales concesiones bajo
fuerte presión británica.
Por tal razón, Suecia y Alemania
se han negado a suscribirlo, por considerarlo
insuficiente.
Igualmente descontentas se han manifestado
las organizaciones ecologistas Greenpeace
y el Fondo Mundial para la Naturaleza,
pues opinan que el acuerdo no contribuye
a una gestión duradera de la
pesca. Ambas organizaciones temen
además que las grandes firmas
pesqueras agoten los recursos en el
Mar del Norte, y luego hagan otro
tanto en otras aguas, dejando sin
trabajo a los pescadores más
pequeños.
A pesar de todo, el eurocomisario
para la Pesca, Fischler, felicitó
a los ministros del sector, y calificó
el acuerdo de un hito y decisión
valerosa. Además, manifestó
su confianza en la iniciativa para
la protección del bacalao.
24 de diciembre de
2002
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