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En
el Instituto Antirrábico
analizan a posibles portadores
de la rabia, como el murciélago
insectívoro |
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La tendencia va en aumento, pero
no es alarmante. El incremento en
la recepción de murciélagos
muertos o agonizantes, para ser analizados
en el Instituto Antirrábico,
es más atribuible a la conciencia
de la población que al contagio
efectivo de la rabia por parte de
estos mamíferos voladores.
En verano se reabren casas de las
sierras que han estado largamente
cerradas. Abundan las quejas y los
temores por los nidos y excrementos,
y la cantidad de murciélagos.
Solamente hay que preocuparse
cuando éstos pierden capacidad
de vuelo, y/o se los encuentra de
día y caídos en el suelo,
señala el director del Antirrábico,
ingeniero agrónomo Carlos Ríos
(53). En ese caso, hay que tomarlos
con guantes o pinzas, nunca con la
mano, y acercarlos a la institución
de barrio Cáceres
Por lo demás, estos quirópteros
suelen alimentarse de insectos y cumplen
una función ecológica.
Su eliminación masiva sería
contraproducente, sostienen los especialistas,
poniendo como ejemplo los nefastos
resultados de la matanza o captura
indiscriminada de culebras. Al hacerlo,
no se tuvo en cuenta que las víboras
se comen a los roedores silvestres
(ratón de campo, o maicero),
que transmiten al hombre la fiebre
hemorrágica.
Cambio de fauna
En el 2002, la División Zoonosis
(de enfermedades transmitidas por
animales, nombre actual del Antirrábico),
recibió 9 murciélagos
infectados. Siete respondían
al patrón de vigilancia (no
picaron), y dos al de diagnóstico
(sí picaron). Todos eran portadores
del virus de la rabia.
Alberdi es la zona con más
recurrencia, seguida por General Bustos.
No significa que sean barrios particularmente
infestados, sino que sus pobladores
hacen la denuncia.
En cambio, en ese mismo lapso y años
anteriores, no hubo ningún
perro afectado, con la excepción
del difundido episodio de diciembre.
Una perra, que había sido mordida
por un murciélago, murió
a consecuencia de la enfermedad, alertando
sobre un peligro siempre latente.
Hasta ese caso, hacía
35 años que en Córdoba
no teníamos rabia urbana, que
ataca a perros y gatos, observa
el veterinario Juan Carlos Zallocco
(53), diferenciándola de la
rabia silvestre, a la cual son susceptibles
todos los mamíferos (vacas,
zorros, caballos, comadrejas, ratas,
murciélagos, etcétera).
Campañas y conductas
Erradicación es un concepto
muy ambicioso, en epidemiología,
acota Roberto Asís. Hasta
1967, la enfermedad rábica
era endémica y pudo ser controlada
gracias a las campañas de vigilancia
y vacunación masiva que se
sucedieron hasta 1991.
Los profesionales del Antirrábico
coinciden en diferenciar la respuesta
social, y en la ausencia de ordenanzas
municipales, o su cumplimiento. Aunque
se trata de especies muy distintas,
y los murciélagos no son precisamente
mascotas, la experiencia les indica
que la gente no duda en cazar
y liquidar murciélagos, mientras
mantiene una actitud defensiva y sobreprotectora
frente a los canes.
Superpoblación canina
La lectura misma de los medios
de comunicación es la de pobre
perro, como si éste hubiera
sido atacado por el hombre,
ironiza Asís.
Mientras tanto, Córdoba tiene
una superpoblación canina,
estimada en alrededor de 300 mil canes
por los expertos. Casi la mitad vive
en las calles. El Antirrábico
recibe un promedio de mil consultas
anuales y efectúa alrededor
de 300 tratamientos generalmente
al vicio, expone crudamente
el sanitarista Roberto Asís.
Esto se debe a que el perro
no tiene dueño,
o éste no se hace cargo y no
tenemos poder de policía que
lo obligue a traer el animal y dejarlo
en observación. En consecuencia,
a la persona con mordedura hay que
colocarle preventivamente toda la
serie de inyecciones.
La rabia urbana está controlada,
pero no necesariamente erradicada,
recuerdan las autoridades del instituto.
E insisten en la necesidad de contar
con un censo de animales domésticos;
en la obligatoriedad de vacunarlos
y desparasitarlos, y en que las mascotas
que salen a la calle deben hacerlo
con bozal e identificación
de su propietario.
31 de enero de 2003
Fuente:
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