Rescata delfines
en la costa atlántica.
LONDRES.- Pablo Bordino, el argentino
que salva a los ignorados delfines,
ha vuelto a ser galardonado por la
Fundación Whitley, una de la
más prestigiosas organizaciones
conservacionistas.
El biólogo, de 35 años,
recibirá el WildInvest Continuation
Award (Premio de Continuidad de Inversión
en lo Salvaje) por valor de 28 mil
dólares, de manos de la princesa
Ana, en una ceremonia que se realizará
la semana próxima en la sede
de la Royal Geographical Society.
"El premio tiene por objetivo
alentarlo a seguir adelante con su
vital trabajo de rescate de los delfines
argentinos", explicó Maya
Vaughan, vocero de la fundación
Whitley.
Lo que a Pablo le quita el sueño
es una especie cercana a su casa y
que se encuentra en una situación
delicada: los delfines de la costa
bonaerense, también conocidos
como delfines "La Plata "
o "Franciscana".
Para protegerlos, estableció
en 1992 la Fundación "AquaMarine
CECIM", organización sin
fines de lucro con sede en Bahía
Anegada, un pueblo ubicado al sur
de Bahía Blanca.
Tasa de mortalidad
Con el apoyo de 18 voluntarios de
las universidades de Buenos Aires,
La Plata y Bahía Blanca, intenta
definir por primera vez la tasa de
mortalidad de los delfines en la costa
bonaerense.
"Perdemos 500 delfines por año,
una cifra alarmante. Una especie se
considera en vías de extinción
cuando sufre una merma del 4 por ciento.
Todavía no precisamos cuál
es el número total de la población,
pero creemos que la mortalidad alcanza
al 15%. Si seguimos así, en
cinco años no los veremos más",
advierte.
"La mayoría muere atrapada
o lastimada por redes de los pescadores.
Pero la alta incidencia de víctimas
que tenemos actualmente no se debe
exclusivamente a la sobreexplotación
de nuestros recursos marítimos
-concede Pablo-. Por razones que desconocemos,
las hembras se están desarrollando
sexualmente más temprano, se
acercan a edad más joven a
la costa para dar a luz. Entonces
madres y cachorros se encuentran con
las redes y el futuro de la especie
depende de los que sobreviven",
sostiene.
Lejos de emprender una batalla campal
contra los pescadores, Pablo los ha
sumado a su campaña de salvataje,
convenciendolos de que realicen su
tarea lo más lejos posible
de la costa durante la época
de apareamiento de los delfines.
"Entre un 20% y un 25% de los
pescadores artesanales de Cabo San
Antonio y sus alrededores me han dado
su más ferviente apoyo. Los
verdaderos hombres de mar valoran
la importancia de la biodiversidad",
subraya.
El joven premiado es experto en conducta
ecológica y manejo de las costas.
Durante cinco años trabajó
como voluntario en el laboratorio
del Museo de Ciencias Naturales de
Buenos Aires.
8 de marzo de 2002
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