Formaron una
cooperativa porque trabajar en equipo
resulta más rentable. Alrededor
de veinte personas dan pelea a la
crisis recolectando cartones y metales
para clasificar y vender.
Cañada de Gómez.- Un
hombre estaciona su ciclomotor a metros
de un galpón que estaba abandonado,
baja unas cajas de cartón e
inmediatamente son pesadas en una
balanza. "Anotá, 18 kilos
a nombre de López", le
dicta el responsable de la balanza
a quien lleva los libros contables.
Todas las mañanas unas diez
personas que estaban desocupadas salen
a recolectar metales, cartones y papeles
por toda la ciudad y los depositan
en un viejo galpón del ferrocarril.
Allí otro grupo los clasifica
y luego se venden los materiales a
papeleras o mayoristas.
Así funciona una cooperativa
de trabajo de reciente formación
en la que están involucrados
unos veinte desocupados. La idea,
transformada en proyecto, nació
de los propios vecinos, quienes hallaron
así una forma de subsistencia.
Trabajadores desplazados de la industria
del mueble y la construcción,
entre otras ocupaciones en las que
estaban insertos antes de la crisis,
comenzaron a obtener recursos para
poder comer. El municipio cañadense
les cedió un galpón
del ferrocarril y una prensa en desuso.
Herramientas, tablones y otros elementos
para llevar adelante los trabajos
de separación de residuos fueron
donados por otros vecinos.
Sergio González, de 39 años,
no se resignó cuando una empresa
de San Jorge lo dejó sin empleo.
Reunió a otros desocupados
que buscaban algo para hacer, estudió
las posibilidades que brinda la basura
y se puso a trabajar en la creación
de un grupo para reciclar residuos.
"Hace un año presentamos
un proyecto en el Concejo y propusimos
hacer trabajos de reciclado de la
basura para obtener un rédito
y además mantener limpia la
ciudad. Así obtuvimos la primera
prensa que estaba sin uso en la maestranza
del municipio", relató
González.
La meta del grupo no sólo
es conseguir ingresos a partir de
la venta. Algunos de los fondos son
distribuidos a los eventuales socios
a través de tickets de mercadería
para comercios locales. También
se proyecta tener una obra social.
División de tareas
Los trabajadores dividen sus tareas
en grupos que, en dos turnos, cumplen
unas ocho horas diarias de trabajo.
Los juntadores recorren los locales
y casas de familias y los operarios
se encargan de la clasificación
y división de los materiales
que se recogen.
"Muchos que trabajaban solos
se sumaron a la cooperativa porque
el trabajo en equipo les permite una
mayor rentabilidad. Una de las premisas
es no concurrir al basural porque
en ese sitio ya hay otras personas
que recolectan y no queremos chocar
con esos vecinos", explicó
González.
"El próximo paso es poner
en condiciones una máquina
que funciona como trituradora de plástico
y también arreglar otra prensa
que no funciona para ampliar la capacidad
de trabajo", explicó Hugo
Ordóñez, integrante
de la cooperativa.
Vecinos interesados en el proyecto
colaboran con el estudio de los aspectos
legales para darle formalidad institucional
a la cooperativa, y también
están quienes se acercan para
ayudar y preguntar cuáles son
las principales necesidades.
"En estos días llegaron
muchas empresas papeleras de la región
que quieren comprar lo que recolectamos.
Esto nos beneficia porque logramos
mejores precios. Por suerte no tenemos
compromisos y vendemos al mejor postor",
dijeron los -ahora de nuevo- trabajadores.
15 de abril de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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