Dudas, oposición
e indiferencias dominan hoy a los
guatemaltecos por el impacto ambiental
que pueda dejar la construcción
de una hidroeléctrica en el
río Usumacinta, en la zona
limítrofe con México.
Las reacciones se sucedieron luego
de conocerse aquí una carta
enviada al presidente mexicano, Vicente
Fox, por más de 60 intelectuales,
artistas, arqueólogos y ambientalistas
de varios países en la que
le pidieron detener ese proyecto por
el peligro que representa.
Autoridades gubernamentales de la
región guatemalteca de Petén
negaron que el plan vaya a inundar
sitios arqueológicos mayas,
afecte cultivos de la zona y dañe
varias especies.
Sin embargo, ambientalistas manifestaron
su rechazo en tanto consideran que
la construcción de una represa
generadora de energía eléctrica,
aunque sería en el estado mexicano
de Tabasco, inundaría amplias
zonas del noroeste de Guatemala.
Representantes locales de Greenpeace
explicaron, por su lado, que la preocupación
no es sólo por la represa,
sino por las consecuencias que tendría
al destruir un ecosistema natural
y los restos de la civilización
maya en aquella zona limítrofe.
El río Usumacinta, el río
libre más grande e importante
de Centroamérica, actúa
como la principal arteria de una de
las regiones de mayor vitalidad y
de importancia biocultural del planeta,
en tanto irriga la selva Lacandona
y los altos de Chiapas y de esta nación.
En círculos oficiales de este
país se cree que mientras el
presidente guatemalteco, Alfonso Portillo,
no se pronuncie sobre el tema, persistirán
las dudas y no habrá tranquilidad
para los ecologistas y pobladores.
El chileno Ariel Dorfman, el pintor
mexicano Francisco Toledo y otras
personalidades del mundo cultural
e intelectual dirigieron una misiva
a Fox para persuadirlo de desistir
de ese plan, concebido como parte
de las obras del controversial Plan
Puebla Panamá.
Ese plan, impulsado por Fox y con
el respaldo de sectores transnacionales
norteamericanos, pretende, entre otras
cosas, habilitar un corredor económico-cultural
que una al sureste de México
con los Estados centroamericanos.
7 de diciembre de
2002
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