Los residuos domiciliarios se dividen
en dos grandes grupos: orgánicos
e inorgánicos. Los primeros
son biodegradables, es decir que se
descomponen naturalmente. Por ejemplo,
los restos de comida, frutas, verduras,
carnes, huevos, tienen la propiedad
de transformarse en otro tipo de materia
orgánica. Los inorgánicos
son aquellos que por sus características
químicas sufren una descomposición
natural muy lenta y generalmente se
reciclan con métodos artificiales
o mecánicos como las latas,
vidrios, plásticos y gomas,
por eso tienen valor comercial y son
buscados por los cirujas. Estos son
los desechos que a partir del miércoles
deberán separarse del resto
de la basura y colocarse en las bolsas
verdes.
No obstante, algunos productos degradables,
como el papel y el cartón,
irán con los inorgánicos,
mientras que otros no reciclables
irán con los orgánicos,
como el telgopor, los pañales,
los pañuelos y las toallas
íntimas. El caso del telgopor
es emblemático desde el punto
de vista ecológico porque no
tiene proceso de transformación,
o sea que una simple bandeja de supermercado
quedará en el planeta al menos
durante 500 años. También
hay desechos peligrosos o contaminantes
como las pilas, que necesitan un tratamiento
especial.
La contaminación empieza
en casa
La contaminación ambiental
comienza con la mezcla de los desperdicios
en un único lugar, o sea una
sola bolsa de residuos. Así,
los restos de yerba o comida junto
con plásticos o pañales
produce la muerte de los organismos
vivos y da comienzo al proceso de
putrefacción junto al mal olor.
En ese sentido, todas las organizaciones
ambientalistas aconsejan la separación
de la basura en el hogar, e incluso
su utilización. Por ejemplo,
los restos de comida que se convierten
en importantes nutrientes para el
mejoramiento del suelo y se pueden
utilizar en huertas o jardines.
También los ambientalistas
recomiendan, para no producir tantos
desechos, consumir lo necesario y
evitar la compra de aquellas cosas
que no se precisan o superfluas, como
envases de telgopor o envoltorios
plásticos en exceso.
1 de noviembre de
2002
Fuente:
PÁGINAS
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