Ambicioso monitoreo
internacional. Participa una docena
de instituciones públicas y
ONG. Generarán bancos de datos
y mapas de riesgo. También
el sector productivo acompaña
los estudios.
|
La
aplicación de agroquímicos
requiere un control muy
preciso |
|
Paraná.-
Los gobiernos de la Argentina y de
los Estados Unidos dispusieron 330.000
pesos para iniciar complejos estudios
de animales silvestres, cultivos y
productos químicos de uso habitual
en el agro. Buscan mejorar la convivencia
y vigilar la capacidad de resistencia
de la naturaleza a la acción
del hombre.
El sistema de vigilancia permitirá
controlar insectos sin eliminar predadores
(por ejemplo, evitar el impacto de
las tucuras y proteger al mismo tiempo
a los aguiluchos), pero es mucho más
que eso.
El llamado Monitoreo Ecotoxicológico
de Biodiversidad en Agroecosistemas,
cuyo costo total se calcula en 650.000
dólares, se desarrollará
en cinco provincias de la región
pampeana, encabezado por el Instituto
Nacional de Tecnología Agropecuaria
-INTA-, en colaboración con
la Secretaría de Ambiente y
Desarrollo Sustentable de la Nación,
la Cámara de Sanidad Agropecuaria
y Fertilizantes -Casafe-, el Indec,
el Senasa, el Servicio Canadiense
de Vida Silvestre, el Servicio de
Vida Silvestre de los Estados Unidos,
Aves Argentinas, la Fundación
Vida Silvestre Argentina, las universidades
de Córdoba y de La Pampa, y
los gobiernos de las provincias de
Santa Fe, Córdoba, La Pampa,
Buenos Aires y Entre Ríos.
Los especialistas ya encuestaron
a productores agropecuarios para detectar
las zonas que registran mayor mortandad
de animales luego del uso de insecticidas,
y consolidaron, prismáticos
en mano, un seguimiento periódico
de poblaciones de aves, con puntos
fijos de observación en Córdoba,
Santa Fe y Entre Ríos, cuyos
resultados ofrecerán un panorama
invalorable.
En las oficinas del INTA Paraná,
la coordinadora del monitoreo, María
Elena Zaccagnini, explicó los
propósitos del plan y apuntó
que en los incidentes de mortandad
registrados en la Argentina detectaron
25 especies de aves afectadas, como
aguilucho, paloma, perdiz, lechuza
de campanario, tero, cotorra, carancho,
carpintero, lechucita de la vizcachera,
atajacaminos, jilguero, tordo, pirincho
y pecho colorado.
De hecho, la inquietud por el estado
de las aves se extenderá gradualmente
a mamíferos, reptiles, anfibios,
peces e invertebrados, sobre los cuales
ya existen investigaciones avanzadas
en su relación con los agroquímicos
(este mismo equipo de profesionales
ya había elaborado un manual
de procedimientos para documentar
mortandad de fauna silvestre, de uso
habitual).
Banco de datos
Los estudios confluirán en
un banco de datos al servicio tanto
del crecimiento de la producción
agrícola como del cuidado del
medio ambiente, y todo gracias a la
complementación de distintas
disciplinas, con una visión
superadora de la conocida puja entre
ambientalistas y productores. En este
sentido, la bióloga Zaccagnini
y sus colegas explicaron que si bien
la Argentina está entrando
"en un peligroso proceso de simplificación
del agroecosistema", aún
estamos a tiempo para actuar.
A la información ya disponible,
que identifica en los mapas de la
región pampeana la distribución
espacial de los cultivos sobre la
base de imágenes satelitales,
y el clima, le sumarán mapas
de uso de agroquímicos (por
tipo, modo de aplicación y
deficiencias en la operación),
mapas de poblaciones y riesgos de
mortandad de aves (luego se extenderá
a otros animales); también,
mapas con observaciones directas de
los productores sobre los efectos
visibles y las experiencias de manejo.
Entidades representativas de productores
y comerciantes de granos se interesaron
por el avance del estudio, y los investigadores
reconocieron allí un verdadero
gesto, porque entienden que el plan
depende en gran medida de la conciencia
del hombre de campo sobre la agricultura
sustentable, como antes se expresó
respecto de la conservación
del suelo fértil.
.
Hace unos días se reunieron
en la sede del INTA, en Buenos Aires,
los sectores involucrados (oficiales,
universitarios y ONG), incluidos representantes
de la Cancillería, para iniciar
la planificación del proyecto.
Formarán un comité técnico
que permitirá aprovechar los
datos almacenados para el trabajo
cotidiano.
Gracias al aguilucho
El apoyo del país del Norte
se explica porque el estudio se originó
en la mortandad del aguilucho langostero,
ave de rapiña que, como si
fuera un adelantado del ALCA, adoptó
como hábitat todo el continente
americano sin reconocer límites,
desde Canadá hasta la Argentina.
Al ser protegido en el hemisferio
norte, se hizo imprescindible el cuidado
durante su estada en el hemisferio
sur en verano.
Las aves suelen ser víctimas
del mal uso de los insecticidas y
mueren intoxicadas. Aunque todo depende
del tipo de principio activo utilizado,
la dosis que haya consumido y el tiempo
de exposición, generalmente
los resultados son similares: la inhibición
en el cerebro de la producción
de una enzima, la acetilcolinesterasa
, que actúa en la conducción
de los impulsos eléctricos
y químicos en las neuronas.
Entonces los animales pierden su capacidad
de controlar la motricidad y la tensión
muscular.
Los profesionales del INTA recordaron
diversos episodios de intoxicación
masiva de aves, como el que ocurrió
en Santa Anita, Entre Ríos,
en 1997, con el exterminio de más
de 100.000 ejemplares. Desde entonces
se sacó del mercado el principio
activo utilizado contra las aves (monocrotofós).
Pero otros productos menos tóxicos
(endosulfán, metamidofós,
acefato, clorpirifós, fenitrotión,
dimetoato), de aplicación permitida,
necesitan un seguimiento para acotar
o desterrar los efectos no queridos.
Los biólogos pusieron énfasis
en la resiliencia , que es la capacidad
que tiene todo sistema natural de
volver a cierto estado de equilibrio
después de una perturbación.
Cuando se corta este hilo, el sistema
pierde su biodiversidad. "Por
eso es importante monitorear el funcionamiento
ecológico del sistema para
predecir si estamos más cerca
o más lejos de que se nos rompa
el hilo", graficó Zaccagnini.
15 de setiembre de
2003
Fuente:
|