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Ilegal.
La Dirección de Recursos
decomisó aves y mamíferos
vivos y muertos, cazados
en Lavalle, Santa Rosa y
Vallecitos. |
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El aumento de la
caza furtiva en Mendoza desató
un cruce entre el gobierno provincial
y una ONG ambientalista. Mientras
que desde la Dirección de Recursos
Naturales se atribuye el incremento
de la caza clandestina a un problema
social, la Fundación Cullunche
dice que se debe a un relajamiento
en los controles. El saldo es una
gran cantidad de aves autóctonas
que son víctimas de cazadores
inescrupulosos, capaces de utilizar
pegamento para cazar aves.
Mucha gente se dedica a esto
por cuestiones sociales, pero tiene
un impacto muy fuerte, dijo
Leopoldo León, Director de
Recursos Naturales y Renovables de
la provincia. Ayer, la repartición
presentó el resultado de su
último operativo en contra
de la caza furtiva en las zonas de
Lavalle, Santa Rosa y Vallecitos.
Se decomisaron 23 aves (entre ellos,
5 siete cuchillos y 14 diucas), 15
cueros de zorros grises y gatos del
pajonal, 5 armas (escopetas y rifles),
15 tramperos y 15 cañas de
pescar.
Los métodos aplicados por
los cazadores, según relató
León, son crueles: llegan a
usar pegamento para cazar aves (se
quedan pegadas a la superficie en
la que se posan) o dispararle a todo
lo que se mueva, les sirva o no comercialmente.
Juan José Quiroga, inspector
de la repartición, dijo que
la caza con pegamento es devastadora.
Es muy fea la manera de cazar
aves. Nos damos cuenta de que creció
este método por la cantidad
de aves muertas o mutiladas,
dijo Quiroga.
Críticas de una ONG
Sin embargo, desde la Fundación
Cullunche, opinan que el aumento de
la caza furtiva no sólo se
debe a que más gente se dedique
a cazar, sino a la falta de control
por parte de la Dirección de
Fauna. Hemos notado un aumento
en estos últimos 3 años
y se debe a una relajación
en los controles, afirmó
Jennifer Ibarra, titular de la ONG
e inspectora voluntaria.
La ambientalista dijo que no existe
apoyo para los voluntarios y criticó
a la gestión de León
por el aumento en el tráfico
de animales. En algunas ferias,
como la de Guaymallén, se venden
entre 400 y 500 aves y todos se pasan
la pelota. Nadie controla este tráfico.
Retrocedimos 10 años en la
lucha contra la caza furtiva,
señaló Ibarra.
En Mendoza, la caza de cualquier
tipo de aves está prohibida.
Las que se comercializan -teóricamente-
provienen de criaderos o son traídas
desde otras provincias. Pero existe
un mercado paralelo, que se abastece
de la caza furtiva.
Es un fenómeno importante.
En algunas zonas como San Carlos y
San Rafael hay muchos casos de caza
en general, y en el pedemonte con
las aves, explicó León.
Los pájaros como el siete cuchillos
son muy buscados y pueden llegar a
un precio comercial de $80. Aunque
Recursos Naturales controle a las
tiendas de mascotas habilitadas, la
oferta en la vía pública
o en algunas ferias (como denuncia
Cullunche) es muy alta.
Según León, la lucha
contra la caza furtiva, mucho depende
de los particulares. Para detectar
a los cazadores, Recursos se apoya
en las denuncias que realiza gente
de la zona. Una vez que se verificó
la denuncia, se monta un operativo
que busca decomisar los animales atrapados,
los tramperos, las armas y labrar
actas de infracción que luego
pueden original multas de hasta $6.000.
Por el momento, lo único que
se puede cazar -tramitando el permiso
correspondiente- es el jabalí,
la liebre de Castilla y el conejo
silvestre.
30 de setiembre de
2003
Fuente:
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