El 5 de mayo de
1994, el Parlamento Europeo aprobó
la "Resolución sobre la
lucha contra los efectos nocivos provocados
por las radiaciones no ionizantes",
en la que se advierte a los gobiernos
de los países miembros de la
Unión Europea (punto 5 de la
resolución), que "por
lo que se refiere a las líneas
de alta tensión, deben aconsejarse
pasillos dentro de los que quedará
excluida cualquier actividad permanente
y, con mayor razón, cualquier
vivienda". Las líneas
eléctricas de alto voltaje
son las vías por las que discurre
la energía eléctrica
en ondas de baja frecuencia, aunque
con una particularidad: la fuerza
eléctrica no pasa solamente
a través o por dentro del cable,
sino que, produciendo ondas en su
misma dirección, genera un
campo magnético que se extiende
a su alrededor a considerable distancia
y pierde intensidad con la misma.
En un organismo vivo, al recibir
sobre su superficie la acción
de un campo magnético, se origina
varios mecanismos de interacción,
como la actuación de las fuerzas
de los campos magnéticos sobre
las cargas eléctricas en movimiento
de los organismos expuestos, induciéndoles
campos y corrientes eléctricas
interiores. El organismo humano es
un buen conductor eléctrico,
ya que está compuesto fundamentalmente
de agua. Por ello, cuando se encuentra
expuesto a un campo eléctrico,
se produce un aumento de energía
en la superficie, y en el interior
se generan corrientes eléctricas
que pueden interferir en los mecanismos
biológicos del organismo a
través de su actividad eléctrica
natural. Estas interferencias pueden
suceder tanto en el funcionamiento
de cada órgano como en el transporte
de información en las células,
ya que éstas se comunican e
interaccionan entre sí mediante
señales químico-eléctricas
y se ha comprobado que un campo eléctrico
y/o magnético exterior de baja
frecuencia y baja intensidad que induzca
al organismo una determinada corriente,
puede modificar dicha comunicación,
lo cual parece ser que afecta a las
síntesis de proteína
y al sistema inmunológico.
Según investigaciones de Russel
Reiter, Universidad de San Antonio
(Estados Unidos), es posible que los
campos electromagnéticos alteren
en la glándula pineal, situada
en la parte posterior del cerebro,
la producción de la hormona
melatonina, que se segrega durante
la noche para regular el reloj biológico
del cuerpo.
A pesar de tenerse suficiente información
sobre las graves consecuencias para
la salud de las personas que viven
cercanas a una línea de alta
tensión, numerosas constructoras
siguen levantando edificios cercanos
a estas instalaciones con el consentimiento
de los ayuntamientos y la falta de
información suficiente a los
ciudadanos. Recientemente, la línea
que pasaba por debajo de la urbanización
Rosa de Luxemburgo en San Sebastián
de los Reyes, ha sido quitada tras
largos años de lucha vecinal.
Un estudio de especialistas franceses,
corroboró uno anterior de Jocelyne
Leal, presidenta de la Asociación
Europea de Bioelectromagnetismo y
Jefa del Servicio de Bioelectromagnetismo
del Hospital Ramón y Cajal,
en el que se ponía de manifiesto
que las personas expuestas a las ondas
magnéticas, tenían un
riesgo doble de contraer o padecer
algunas enfermedades como la leucemia
infantil y crisis nerviosas en todas
sus variantes.
La exposición a campos eléctricos
y magnéticos genera estrés,
falta de concentración, fatiga,
irritabilidad, etc., y disminuyen
las defensas orgánicas de las
personas o niños expuestos,
con lo cual las enfermedades pueden
aparecer con mayor facilidad.
El informe Karolinska elaborado en
Suecia y avalado por el Instituto
del mismo nombre de gran prestigio
internacional, es el resultado de
una investigación exhaustiva
sobre "Los Campos Magnéticos
y el Cáncer en personas que
viven cerca de las Líneas de
Alta Tensión Suecas",
dirigido por María Feychiting
y Anders Ahlbom, en el que se realizó
un estudio a 436.503 personas que
habían vivido a menos de trescientos
metros de una línea de alta
tensión entre 1960 y 1985.
Concluye recomendando no vivir a menos
de cien metros de una torre o línea
de alta tensión. Suecia ha
elaborado una ley que regula este
tipo de instalaciones y ha trasladado
a los colegios cercanos a estas líneas,
fuera del alcance de los campos electromagnéticos.
El informe sueco ha planteado igualmente,
el riesgo de leucemia entre la población
infantil localizada a menos de 300
metros de las líneas de alta
tensión. Según el profesor
Anders, hay indicios proporcionados
por pruebas de laboratorio, en animales
y también por personas expuestas
en su trabajo a elevados niveles de
electromagnetismo, de que éste
influye en determinadas formas de
cáncer.
Existen igualmente otros estudios
del Departamento de Medicina de Colorado
(EE.UU.), los cuales llegan a la misma
conclusión que el informe Karolinska.
No cabe duda, ante este cúmulo
de datos, que los tendidos de Alta
Tensión, cercanos a viviendas
y colegios, son verdaderos monstruos
agresivos contra el reloj biológico
de la vida.
26 de setiembre de
2003
Fuente:
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