El tiranosaurio rex, el poderoso predador
que vivió hace unos 85 millones
de años, fue probablemente sólo
un animal pesado y no el asesino de
rápidos pasos representado en
los éxitos de Hollywood, dijeron
el miércoles los científicos.
Lejos de perseguir a sus presas a
una velocidad de hasta 70 kilómetros
por hora, como han sugerido algunos
estudios, la pavorosa criatura no
habría podido ni siquiera correr.
"Estos animales no eran los
demonios de la velocidad", dijo
John Hutchinson, de la Universidad
de Stanford, en una entrevista Hutchinson
dijo que no podía descartarse
que el dinosaurio corriese a 40 kilómetros
por hora, "aunque sería
suponer demasiado. Requeriría
un poder tan enorme que sería
correr al límite o sobrepasarlo".
El hallazgo podría influir
en el debate acerca de si el tiranosaurio
rex era un predador que cazaba sus
presas o si era un animal que se alimentaba
de carroña.
Los biólogos que se especializan
en la evolución del movimiento
dijeron que la ciencia acerca de cómo
se mueven los animales muestra que
las grandes criaturas no pueden movilizarse
rápido.
Con cerca de 12 metros de largo,
hasta seis metros de alto y un peso
de unos 6.000 kilos, los tiranosaurios
rex eran muy grandes.
Hutchinson y Mariano García,
de Borg-Warner Automotive en Ithaca,
Nueva York, crearon un programa de
computación para analizar el
movimiento animal y determinar cuan
rápido podían moverse
los dinosaurios.
En un artículo de la revista
científica Nature, calcularon
que el tiranosaurio rex, un dinosaurio
bípedo, necesitaría
de una cantidad masiva, casi imposible,
de músculos en las piernas
para generar suficiente fuerza y así
sostener su enorme cuerpo a un ritmo
muy rápido de carrera.
"Se ha conocido por mucho tiempo
que cuanto más grandes sean
las cosas, no se mueven tan rápido
en relación con su tamaño,
y de hecho, como ellos (los T. rex)
son realmente muy grandes, casi ni
siquiera podrían haber corrido",
dijo García.
"Pero hasta ahora, nadie que
yo sepa ha tratado de predecir las
limitaciones, que es lo que estamos
haciendo", agregó.
Debido a la extinción de los
dinosaurios, los científicos
tienen muy pocos datos para continuar.
Los fósiles de dinosaurios
más pequeños indican
que se movían rápido,
pero no hay evidencia similar de sus
primos más grandes.
Hutchinson y García incorporaron
en su programa computarizado el impacto
de la postura, el centro de masa,
el peso de las piernas, el peso total
y la torsión, que es la fuerza
de contorsión que los músculos
necesitan aplicar cerca de las articulaciones.
Probaron su exactitud al usar datos
de animales vivientes.
Cuando probaron el modelo de un tiranosaurio
rex corriendo cerca de 70 kilómetros
por hora, sus cálculos mostraron
que habría necesitado 43 por
ciento de su peso corporal en cada
pierna como músculos de soporte.
"Nuestro modelo muestra que
esas velocidades realmente rápidas
de 80 kilómetros por hora y
probablemente bajas de incluso 40
kilómetros por hora no se sostienen
cuando realmente las analizas y ves
la física", explicó
Hutchinson. "No tiene mucho sentido
que esos animales pudiesen ir rápido.
No hay realmente buena evidencia de
que podían hacerlo".
Para probar su punto, aumentaron
en escala a una gallina al tamaño
de un T. rex y encontraron que la
gigantesca gallina probablemente no
habría podido mantenerse de
pie.
Al aplicar el modelo al tiranosaurio,
los investigadores hallaron que para
moverse a 72 kilómetros por
hora, los músculos de sus patas
deberían haber representado
el 86 por ciento de su peso. Eso habría
sido imposible, porque sólo
habría dejado el 14 por ciento
para el resto del enorme cuerpo del
animal.
Thomas Holtz, paleontólogo
de la Universidad de Maryland, aceptó
las conclusiones del informe, pero
dijo que el modelo debía probarse
con animales más grandes como
los avestruces.
Chris Brochu, paleontólogo
de la Universidad de Iowa, elogió
el estudio por considerarlo "la
más firme comprobación
hasta ahora de la velocidad a la que
podía haberse movilizado un
dinosaurio bípedo grande: su
capacidad para correr o no".
Sin embargo, agregó que el
estudio no significaba que el T. rex
haya sido demasiado lento como para
cazar otras bestias grandes como el
triceratops.
Otros científicos no quedaron
muy convencidos. Martin Lockley, profesor
de geología en la Universidad
de Colorado en Denver, dijo que el
modelo de computación no puede
reproducir las complejidades del voluminoso
T. rex. "Los animales no son
máquinas. Estos animales eran
dinámicos y flexibles, y es
muy difícil reducir los tejidos
a números", afirmó.
27 de febrero de 2002
Fuente:
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