El famoso científico
norteamericano anunció que
diseñará un nuevo organismo
capaz de convertir materia prima en
hidrógeno. Lo acompaña
un Premio Nobel.
Como corresponde a un hombre que
declara haber quebrado el código
genético de la humanidad usando
sus propios genes como fuente, el
científico norteamericano Craig
Venter no es conocido precisamente
por su modestia.
Ayer se superó a sí
mismo, lanzando un proyecto para crear,
por primera vez, una nueva forma de
vida en el laboratorio. Venter habló
durante años de su sueño
de diseñar y construir sus
propias criaturas vivientes, para
el que no ve ningún obstáculo
científico práctico.
Ayer, el sueño se hizo realidad
cuando Venter anunció una donación
del gobierno de Estados Unidos de
tres millones de dólares. El
objetivo es diseñar un nuevo
organismo vivo capaz de convertir
materias primas en hidrógeno
para solucionar los problemas energéticos
del mundo. Pero el éxito traería
extraordinarias nuevas posibilidades
a los científicos para alterar
y aumentar el mundo natural, junto
con difíciles cuestiones éticas,
de seguridad y filosóficas
sobre la naturaleza de la vida. El
trabajo será llevado a cabo
por el Instituto de Energías
Alternativas Biológicas (IBEA)
de Maryland.
Un genoma es una palabra colectiva
para nombrar a un grupo de genes presentes
en las células de un organismo.
Potencialmente podríamos
fabricar un organismo con las cualidades
ideales para manejar nuestros temas
de energía, dijo Venter.
Hamilton Smith, un científico
Premio Nobel, estará a cargo
del trabajo de laboratorio. Acabamos
de comenzar lo que probablemente será
un largo trabajo para tratar de crear
un genoma sintético. Estoy
convencido de que este proyecto puede
tener éxito, dijo. El
programa no logra exactamente la prueba
de Frankenstein de crear vida, como
lo estableció el héroe
de Mary Shelley. Lo que Venter y Smith
planean lograr no es tanto la creación
de la vida de la nada, sino la creación
de una nueva forma de vida al tomar
el genoma de una criatura existente.
La humilde criatura en cuestión
es el Mycoplasma genitalium, un organismo
unicelular que se alberga en la zona
genital humana. Es tan pequeño
que sólo puede ser visto a
través de un microscopio electrónico.
El plan es remover más de
200 de sus 517 genes de manera que
se convierta, efectivamente, en una
nueva clase de criatura, pero una
que pueda vivir y reproducirse. El
trabajo se basa en experimentos previos
llevados a cabo sobre el Mycoplasma
genitalium por Venter y sus colegas
en la década de los 90,
cuando metódicamente quitaron
los genes del organismo uno por uno
para descubrir el mínimo necesario
para sobrevivir. Luego, él
comisionó a un panel de ética
que incluyó a un rabino y un
sacerdote, presidido por Margaret
Cho de la Universidad de Stanford
de California, para estudiar si era
correcto crear vida de esta manera.
En 1999 concluyeron que sí
lo era.
No estoy tan preocupada porque
el proyecto del genoma mínimo
despegue y cree algún tipo
de insecto monstruo, en parte porque
tengo la sensación de que los
científicos son conscientes
de los posibles riesgos de lo que
están haciendo, le dijo
Cho al Washington Post. Finalmente,
otro organismo alterado puede ser
utilizado para la generación
de hidrógeno. Mientras tanto,
para los humoristas, la idea de que
el hombre soluciona su sed de petróleo
y carbón usando un microorganismo
que vive dentro de sus genitales tiene
infinitas posibilidades. Pero el proyecto
para crear la nueva forma de vida
tiene profundas implicaciones científicas
y sociales.
Una vez que los científicos
descubrieron el mecanismo de la herencia
y la reproducción, el guión
químico en el que están
escritos los genes, era inevitable
que la curiosidad los llevara a tratar
de descubrir que pasaría si
lo alteraran. Como resultado, las
modificaciones genéticas de
las plantas y los animales se convirtió
en un lugar común, pero un
ratón al que se le quita un
gen todavía es considerado
un ratón.
Venter está llevando la investigación
a una nueva fase, haciendo un organismo
tan genéticamente alterado
que, aunque esto seguramente es un
juicio subjetivo, probablemente sea
considerado una nueva forma de vida.
Aun si Venter y Smith tienen éxito,
algunos científicos cuestionarán
la validez de su logro, dado que la
nueva forma de vida será una
criatura débil y delicada,
sin las habilidades adquiridas durante
millones de años de evolución,
e incapaz de vivir fuera de las condiciones
del laboratorio.
Sin embargo, es improbable que cualquier
nuevo organismo resulte una amenaza
pública. Uno de los primeros
genes que ellos borrarán es
el que permite a M. genitalium que
se adhiera a las células humanas.
Venter dijo que creía que existía
un riesgo al dar detalles peligrosos
a los maliciosos. Tendremos
un debate sobre lo que debe ser publicado
y lo que no, dijo. Quizás
no demos a conocer todos los detalles
que podrían enseñar
a otros cómo hacer esto.
22 de noviembre de
2002
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