RESBALOSAMENTE
AMIGABLE
La anguila morena
es un pez que ha ido modificando su
cuerpo para adaptarlo a las necesidades
impuestas por el medio. Residente
en los arrecifes de coral de los mares
templados, la morena se encuentra
con un fondo sumamente accidentado,
de afiladas aristas y plagado de pequeñas
cuevas e innumerables escondites donde
sus presas buscan refugio.
La morena es el cazador por excelencia
de este tipo de fondos. Su éxito
no se basa en la velocidad ni en la
sorpresa, como la mayoría de
los cazadores marinos. Si no en un
exquisito desarrollo del sentido del
olfato, lentitud de movimientos y
la posibilidad de pasar entre grietas
muy estrechas e incluso afiladas;
una boca sumamente desarrollada con
amplitud de mordida y dientes poderosos
hacen el resto.
Su cuerpo alargado ha perdido las
aletas pectorales que le molestarían
para deslizarse entre los corales,
su aleta caudal se extiende desde
la cabeza hasta la cola permitiéndole
obtener el equilibrio necesario en
el último momento del ataque.
Como parte de esa mutación
la morena perdió las escamas
típicas de los peces a la que
cambió por una suave piel tapizada
por una fina capa de mucus que además
de protegerla, le permite deslizarse
sin ruido en el silencio de la noche.
Cazador nocturno por excelencia, sale
en busca del alimento después
de la caída del sol. Durante
el día permanecerá impasible
en la puerta de su cueva esperando
la oportunidad de alguna presa que
equivoque el camino al pasar frente
a su morada. Un buzo resulta demasiado
grande para el almuerzo, pero si este
viene acompañado de algún
trozo de carnada, la morena estará
dispuesta a salir de la cueva e incluso
dejarse acariciar.
Las morenas no resultan peligrosas
para los seres humanos a menos que
estos intenten cazarlas, entonces
verán, no sin asombro, que
este animal con forma de serpiente
no está dispuesto a entregarse
fácilmente. Mortalmente herida
se enroscará rápidamente
en el arpón mientras sus dientes
cortan el agua en busca del atrevido
cazador. Las morenas, como el mar,
le ofrecerán al ser humano
lo mismo que él les ofrezca:
quien ingrese a las aguas en paz,
paz encontrará, pero si en
su visita hay agresión le será
devuelta la misma moneda.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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