ARMADURA
FLEXIBLE
Las características de un perfecto
depredador son: velocidad, agresividad,
desplazamiento silencioso y un fuerte
poder defensivo. De nada serviría
un gran poder de ataque en un animal
altamente vulnerable. Un perfecto
asesino no debe ser, a su vez, una
víctima fácil.
La piel de los tiburones
es unas diez veces más gruesa
que la piel de los elefantes y sus
increíbles características
la convierten en la piel más
resistente del reino animal. Está
formada por millones de dentículos
dérmicos, por lo que se podría
decir que toda la piel de un tiburón
está compuesta por pequeños
dientes que sobresalen al exterior
exponiendo una pequeñísima
corona de esmalte, lo que le da ese
aspecto rugoso y áspero.
A primera vista
puede parecer curioso que los tiburones
posean una piel rugosa ya que esto
debería aumentar el rozamiento
del animal con el agua pero, por el
contrario, parece ser que la disposición
regular de los dentículos canaliza
el agua produciendo un flujo laminar
que reduce el rozamiento. Esta especial
distribución de los dentículos
podría hacer que los tiburones
fueran "hidrodinámicamente
silenciosos". De ser así
los peces que resultan sus víctimas
y que están especializados
en sentir pequeñas vibraciones
en el agua, puede que nunca los sientan
acercarse a ellos.
Esta piel, al mismo
tiempo que beneficia al animal para
la obtención de presas, es
un elemento de protección altamente
sofisticado. Resulta casi imposible
abrir en canal a un tiburón
con un cuchillo muy afilado sin que
este pierda por completo su filo,
lo que no resulta un problema ya que
dada la dureza de la piel se lo podría
volver a afilar sólo con frotarlo
contra ella.
La armadura flexible
de un tiburón es una gran defensa
que en ocasiones llega a resistir
el ataque de tiburones de mayor tamaño.
Es notable que en las hembras, que
al momento de la cópula son
mordidas por los machos en sus costados,
presenten una piel notablemente más
gruesa en estas zonas, mientras que
en los machos la piel es uniforme
en todo el cuerpo.
Desde hace muchos
años la dureza de la piel de
los tiburones es conocida por los
seres humanos. Los pescadores de escualos
suelen fabricar con su piel un tipo
de lija que, aseguran, no se gasta
jamás y los antiguos samurai,
en Japón, solían recubrir
los mangos de sus famosos sables con
piel de tiburón para evitar
los deslizamientos inoportunos.
El tiburón,
con su historia de 300 millones de
años, aún nos sigue
sorprendiendo. A veces siento que
cuanto más nos empeñamos
en estudiarlo, menos lo conocemos.
Como si su piel armada de dientes
nos impidiera descubrir sus ancestrales
secretos.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
|