LA
MALA FAMA DE LA BARRACUDA
Ubicada en la cima
de la cadena alimenticia del mar,
formando parte, junto con los tiburones
del grupo de superpredadores. La barracuda
goza, desde siempre de una muy mala
reputación. Pero en realidad
es mucho más lo que se ignora
que lo que se sabe de este maravilloso
animal.
Antiguamente, los buzos aseguraban
que no había que portar ningún
elemento brillante bajo el agua, como
las hebillas de los cinturones, para
evitar ser atacados por una barracuda.
Sin embargo los pocos ataques registrados
a seres humanos siempre tuvieron que
ver con cazadores submarinos que tenían
entre sus manos un pez sangrante,
éste fue el verdadero motivo
del ataque. Es frecuente que los buzos,
dotados con tanques que recorren un
arrecife sean acompañados durante
todo el trayecto por una barracuda
que mira atentamente sus desplazamientos,
esto parece deberse a la simple curiosidad
del animal.
No hay nada en el mar tan hidrodinámico
como una barracuda. Dotado de una
afilada hilera de dientes y aletas
robustas este pez puede alcanzar velocidades
vertiginosas en trayectos cortos,
ideal para la caza sorpresiva. A diferencia
del tiburón, que recorre el
arrecife en busca de presas, la barracuda
suele quedarse inmóvil por
prolongados períodos de tiempo.
Muchas veces lo hace a poca profundidad
ya que, visto desde abajo, su cuerpo
plateado pasa desapercibido por el
brillo del sol en la superficie del
agua. Entonces es cuando elige la
presa y ataca. Segundos antes del
pique mortal las manchas negras de
su vientre se agrandan oscureciendo
todo el abdomen. En ocasiones también
es posible verla inmóvil entre
el coral o las plantas del fondo,
tal vez tan concentrada en su futura
presa que, resulta muy sencillo para
un buzo acercarse, con cautela, por
detrás al punto de poder tocarla.
Es posible que, ante la falta de predadores
todos sus receptores de movimiento
estén concentrados hacia adelante
de su cabeza.
No siempre tiene éxito. Es
frecuente ver peces mordidos por barracudas
y que lograron escapar, llevando en
su lomo de por vida la marca del ataque.
En ocasiones si una barracuda encuentra
una presa muy grande para ella, se
coloca a cierta distancia y comienza
a hacer un ruido seco, que produce
cerrando violentamente sus mandíbulas
y haciendo chocar sus dientes. Eso,
que parecería ser una amenaza,
se cree que podría ser un aviso
para otras barracudas que se encuentren
en la zona a los efectos de que acudan
al banquete para compartir la comida.
El tamaño normal de una barracuda
varía entre medio metro y metro
ochenta de envergadura. En una noche
en que nos encontrábamos buceando
cerca de la Isla de Bimini, en las
Bahamas, cuando estábamos a
punto de ascender al barco una barracuda
de aproximadamente 2,5 metros pasó
tranquilamente entre medio de nuestro
grupo de diez buzos. Se movía
lentamente, lo suficientemente lento
como para poder observarnos detenidamente
a cada uno de nosotros, desapareciendo
después en la oscuridad de
la noche ante la admiración
de todo el grupo que no daba crédito
al tamaño de tan hermoso animal.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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