LA
BUENA PUNTERÍA DEL CARACOL
Ningún animal
se ve tan inocente en el fondo marino
como un caracol. Sus movimientos lentos
y su accionar aletargado le dan una
apariencia inofensiva. Pero una de
las especies existentes, el Caracol
Cónico, es en realidad un cruel
depredador con un sistema de caza
absolutamente sorprendente y efectivo.
Estos animales poseen en su interior
una glándula venenosa que está
conectada con un sifón que
tiene apariencia de cañón.
Cuando en el radio de acción
del cono aparece una posible presa,
éste dispara un dardo tal como
un arco lanza una flecha, y lo clava
en la carne de su víctima.
En realidad podría decirse
que este molusco "muerde"
a su presa a distancia, ya que el
dardo es en realidad un diente radular
altamente evolucionado y muy modificado.
Una vez que mordió, el diente
segrega una toxina que es un poderoso
relajante muscular. Los animales víctimas
de ella se "distienden"
tanto que dejan de respirar y se mueren.
Cuando esto ocurre el caracol se aproxima
a la víctima a la que engulle
con su estómago distensible.
Entre las víctimas predilectas
del cono están los pequeños
peces del arrecife, aunque también
pueden atacar a otros caracoles cónicos.
Su hábitat normal es el Océano
Indico y son muy frecuentes en la
gran barrera de coral de Australia.
De las cuatrocientas especies existentes
sólo unas diez pueden ser peligrosas
para el hombre, sobretodo para los
submarinistas que los apresan para
vender las vistosas conchas a los
coleccionistas que en algunos casos,
como el del caparazón del Gloria
marus, uno de los cónicos más
peligrosos, ha sido valorado por estos
coleccionistas en más de mil
dólares. El precio de un trabajo
arriesgado.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
|