DIENTES
SEDUCTORES
Llegada la época
de celo, las hembras de todas las
especies tendrán el arduo trabajo
de elegir a quien será el padre
de sus hijos. De ninguna manera se
trata de una tarea sencilla. Las hembras
deberán elegir a un macho fuerte
y sano que asegure la salud de las
futuras crías. Esto hace que
la hembra no tenga ningún apuro
por copular y se tome su tiempo esperando
ser seducida.
En tierra, el pavo real extenderá
sus plumas tratando de deslumbrar
a las hembras, pero debajo del agua
las reglas son diferentes y la fortaleza
es la base de la supervivencia. Entre
las barracudas, al llegar la época
de celo, los machos nadarán
al lado de las hembras mostrándoles
los dientes. Incluso hay momentos
en que el cortejo tiene gusto a amenaza
cuando el macho, con la boca abierta
hace ademanes de intentar morderla.
Tal vez, entre las barracudas mostrar
una buena dentadura esté relacionado
con una buena alimentación,
lo que indicaría un cazador
más exitoso y por lo tanto
mejor dotado.
Los tiburones, en tanto, prefieren
pasar a los hechos. Los machos nadan
durante horas pegados a las hembras
en celo a las que lastiman con sus
dientes en sus flancos, concretamente
en las branquias y las aletas pectorales.
En realidad los tiburones no muerden
a las hembras si no que utilizan su
mandíbula superior como si
fuera una navaja, provocando pequeños
y profundos tajos en los flancos de
las hembras. Tal vez este sea un método
de seducción basado en la violencia,
lo que podría demostrar a la
hembra la gran agresividad de un macho
fuerte. Pero también cabe la
posibilidad que este sea un método
para agotar a la hembra y hacerla
perder fuerza para luego poseerla
más fácilmente.
Obviamente este método de seducción
vierte gran cantidad de sangre en
el mar y teniendo en cuenta que la
sangre incita al ataque de los tiburones,
no sería ilógico preguntarse
por qué el macho no termina
mordiendo a la hembra y alimentándose
con ella. Afortunadamente para las
futuras madres de tiburones, sus períodos
de celo desatan en los machos una
reacción de "no alimentación"
e ingresan en un breve período
de ayuno, de hecho no se ve a tiburones
cazando y alimentándose en
zonas de reproducción. Para
evitar que las heridas causadas lastimen
seriamente a las hembras, ellas han
desarrollado un tejido de piel más
grueso en los lugares que suele elegir
el macho como blanco durante su acto
de seducción.
En un entorno de violencia, donde
se requiere matar para vivir, resulta
lógico que sea la violencia
el medio más efectivo de seducción.
El macho más apto, en el campo
de la supervivencia, será siempre
el elegido por la hembra que desea
crías sanas que aseguren la
continuidad de la especie.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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