LA
PACIENTE RED
Para imaginarse una gorgonia hay que
pensar con la sutileza de lo delicado
y la minuciosidad de lo milimétrico.
Hay que imaginarse una pequeña
red de pesca formada por cientos de
individuos de menos de un centímetro.
Una colonia donde cada miembro forma
parte de un todo y ese todo es el
sustento indispensable de cada individuo.
Una gorgonia es
un cúmulo de exactitudes coincidentes.
Ha de tener un tronco fuerte que le
permita afirmarse al sustrato del
fondo y mantenerse erguida, pero a
su vez la base debe poder girar, al
menos lentamente, para ofrecerse de
cara a la corriente. Necesita de cierta
rigidez para mantener la red de pesca
abierta para que cada individuo se
alimente pero a su vez ha de ser flexible
para que la corriente, incluso durante
las tormentas, no la rompa.
Debe abrirse en
un punto elevado del arrecife para
que el plancton, preferentemente huevos
de peces y larvas planctónicas,
llegue inevitablemente a la boca ansiosa
de cada componente de la colonia.
El plancton, justamente por ser plancton
( "el que va a la deriva")
no puede escapar de la red por no
poseer motricidad propia y cae indefenso
ante los pólipos ( poli = muchos
y pos = pies ) que cierran sus tentáculos
ante la presencia de la desafortunada
presa.
Por último,
preferentemente, debe ser de un color
rojo intenso no como señal
de ostentación sino porque
al ser absorbida la luz del sol que
penetra en el agua, será justamente
el rojo el primer color en desaparecer,
así la gorgonia se mostrara
de un azul violáceo que la
hará invisible a los ojos de
los depredadores. Los humanos, deseosos
de encontrar respuestas a preguntas
inexistentes, nos cuestionaremos ¿cómo
sabe el pólipo de coral, de
apenas un centímetro de diámetro,
de que color ha de ser? Preguntas
sin respuesta, en el inmenso interrogante
de los océanos.
El tramado de la
gorgonia se va tejiendo con una gran
dosis de paciencia, apenas un centímetro
al año, sobreviviendo tempestades
y ciclones. Tal vez sea por la tolerancia
al paso del tiempo, que el tejido
se presente tan fantástico.
Un buceador que desee admirarla requerirá
de una lupa para poder gozar plenamente
de su textura y al encender su linterna,
en la mayoría de los casos,
se sorprenderá admirando el
rojo más intenso que haya visto
jamás. Pero no importa cuán
hermosa se muestre a la luz del día,
su verdadero vestido de gala llegará
con la noche, donde los pólipos,
ante la abundancia de plancton abrirán
sus coloridos pies salpicados de vivos
colores aprovechando la hora en que
los depredadores duermen.
Las gorgonias tal
vez sean la mayor travesura del coral
que cansado de buscar formas salpicó
el arrecife de abanicos o tal vez
simplemente sea la vida que se muestra
hermosa y exuberante desafiando a
los curiosos que se animen a intentar
entender la belleza de un hermoso
jardín de gorgonias marinas.
Tan simples como el agua, tan intrigantes
como el mar que las cobija.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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