ELEGANTEMENTE
DECORADO
Con frecuencia
asociamos la palabra "gusano"
con cosas desagradables y hasta solemos
utilizarla despectivamente. Pareciera
ser que todos los gusanos tienen la
particularidad de ser feos e indeseables.
Esto sucede hasta
el momento en que, recorriendo un
arrecife de coral nos topamos con
un gusano serpúlido, más
conocido como "arbolito de navidad".
Este gusano poliqueto es apenas un
poco más grande que el diminuto
pólipo de coral al que invade
y sobre el que construye un pequeño
tubo calcáreo en el que habita.
El diminuto gusano
rara vez puede ser visto pero extiende
dos radiolos de apenas tres centímetros
de altura que contienen las branquias
plumíferas que se enroscan
en forma de espiral de vivos colores.
Así el gusano, elegantemente
decorado, está listo para enfrentar
el cotidiano subsistir. Las branquias
plumíferas no sólo obtendrán
el oxígeno del agua sino que
sirven también para captar
el alimento consistente en plantas
y animales microscópicos del
plancton. El mismo menú que
el que ingiere el pólipo de
coral que vive a su lado.
Del gusano sólo
asomarán, por la parte inferior,
un par de pequeños brazos llamados
"palpos" el resto del cuerpo
permanecerá inmóvil
dentro del tubo calcáreo. Las
branquias plumíferas funcionarán
entonces como una red de pesca. Por
cierto, no es una red de pesca muy
grande pero sí muy efectiva.
Por otro lado, el animal que se alimenta
con el producto obtenido, no sólo
es pequeño sino que prácticamente
carece de movimiento por lo que no
consume gran cantidad de energía
y, en consecuencia, no requiere mucho
alimento. Una ecuación perfecta.
Ante la menor sombra
o vibración en el agua las
branquias plumíferas se retraen
en una milésima de segundo,
todo el gusano se contrae dentro del
tubo calcáreo y los radiolos
quedan formando un intrincado tapón
que los depredadores no pueden atravesar.
Cuando un buzo se acerca para observarlos
o fotografiarlos se protegen tan rápidamente
que dan la sensación de haber
desaparecido, dejando en su lugar
solo un pequeño orificio casi
invisible.
La vida en el arrecife
es tan variada como compleja. La silenciosa
multitud de animales que lo componen
a veces desafían al ojo experto
ante el cual pasan desapercibidos.
Otras veces nos encontramos con animales
tan pequeños que serían
casi imperceptibles si no fuera por
que decoran sus cuerpos con los colores
más brillantes y llamativos,
como si quisieran decir "aquí
estoy". Como si, confiados en
su velocidad, desafiaran a los depredadores.
O tal vez simplemente se trate del
mandato secreto de Neptuno que, apiadándose
de los gusanos, les concedió
por siempre la belleza.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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