LA
COLECCIÓN DEL PULPO
Los pulpos suelen
permanecer en sus cuevas durante casi
todo el día con un ojo atento
al exterior y a todos los movimientos
que puedan registrarse en su territorio.
La cueva le brindará protección
adecuada durante el día y le
permitirá descansar para salir
a recorrer el arrecife en busca de
presas cuando caiga la noche.
Coincidentemente
la morena, su más temido enemigo,
sale de cacería a la misma
hora. La morena posee un delicado
olfato que le permitiría llegar
en la oscuridad hacia la guarida del
pulpo. Es por eso muy beneficioso
que a esa hora no se encuentre en
casa. Al estar vagando por el arrecife
y moviéndose permanentemente,
los encuentros con las morenas resultan
menos probables que estando quieto
en un determinado lugar.
El pulpo tiene la
extraña costumbre de recoger
cosas del fondo marino y depositarlas
en la entrada de su cueva. Trozos
de colorido coral, conchas de caracoles
y sobre todo cualquier cosa que brille,
los elementos brillantes como el vidrio
y el metal son los objetos preferidos
de este curioso coleccionista. Cada
día el pulpo dedica una gran
atención a la limpieza de su
colección. No es claro el motivo
por los que junta y limpia estos objetos
pero tal vez pueda tratarse de llamar
la atención de los congéneres
del sexo opuesto o advertir a los
del mismo sexo de su presencia en
la zona.
Los cazadores de
pulpos conocen perfectamente esta
costumbre, con sólo ver los
objetos en la entrada de una pequeña
cueva, saben de la existencia de un
pulpo en su interior. Si los objetos
en cuestión están parcialmente
cubiertos por la arena sabrán
que el pulpo abandonó la cueva
pero si están limpios y ordenados
el pulpo está ahí. Si
un buzo se acercara a su cueva el
pulpo no se inmutaría, por
el contrario, lo observaría
con atención. Pero si el buzo
trajera en su mano un gancho de los
que utilizan los cazadores para darle
captura, inmediatamente el pulpo se
internaría en la cueva tomando
con sus poderosas ventosas una piedra,
con el fin de tapar la entrada.
Desde hace unos
años en las inmediaciones de
Porto Belo, al sur de Brasil, donde
la gran población de pulpos
está muy cerca de la costa
y en permanente contacto con cazadores,
notamos una conducta que no deja de
sorprendernos. Frecuentemente encontramos
objetos limpios en una cueva donde
no hay pulpos, eso significa que en
una cueva cercana y a la vista de
los objetos se encuentra el dueño
de los preciados objetos. Aparentemente
los pulpos de la zona aprendieron
a poner su colección en una
casa vacía pero no muy alejada
de la propia para poder vigilarlos
y mantenerlos limpios y ordenados.
Sin duda alguna
los pulpos son animales sumamente
inteligentes y dotados de un gran
poder deductivo al punto tal de poder
anticipar conductas humanas que, a
veces, a nosotros mismos nos cuestan
comprender.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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