VAMPIROS
DEL MAR
El precepto de "el
pez grande se come al chico"
no siempre se cumple en el mar. Los
métodos para obtener alimentos
son tan variadas como la gran diversidad
de formas que habitan el mundo acuático.
Pero, sin duda, entre los animales
más extraños se encuentra
la lamprea.
Este pequeño pez es un parásito
que, por su forma, recuerda a una
anguila. Presenta una extraña
boca que no tiene mandíbulas
pero que está provista de 125
afilados dientes con los que se adhiere
al cuerpo de su víctima a la
que le va absorbiendo todos sus líquidos
vitales, a través de un agujero
dentado que posee en la lengua, hasta
que el animal atacado muere y la lamprea
lo abandona en busca de un nuevo anfitrión.
Una vez que la lamprea
se pegó a un pez, éste
no tiene escapatoria, no hay forma
de escaparse o desembarazarse del
agresor. El depredador logra mantener
la sangre de la víctima en
estado líquido por medio de
una sustancia anticoagulante que está
presente en su saliva.
Las características físicas
de la lamprea no son menos sorprendente
que su forma de alimentación.
No posee cerebro ni espina dorsal,
de hecho sólo presentan un
escaso tejido nervioso. También
carecen de sistema esquelético.
Parecen una masa informe de protoplasma
unida por una piel gruesa. Aunque
puede nadar rápidamente con
movimientos ondulatorios del cuerpo,
generalmente viaja pegada a sus víctimas
o permanece adherida a las rocas del
fondo.
Al momento de la reproducción
viajan hacia el agua dulce para desovar,
pudiendo incluso ascender pequeñas
cascadas adhiriéndose a las
rocas con su disco bucal. Al encontrar
el lugar apropiado para la freza,
el macho y la hembra combinan sus
esfuerzos para preparar el nido. Con
piedras que acarrean con la boca construyen
una concavidad de noventa centímetros
de diámetro y unos quince de
profundidad, en cuyo interior la hembra
depositará 200.000 huevos mientras
que el macho, enroscado a ella rociará
el nido con esperma. Después
de este encuentro, los dos mueren.
En la Edad Media las lampreas estaban
consideradas como un plato exquisito,
digno de los más altos comensales
y se la utilizaba para agasajarlos.
Es muy normal que un buzo, que recorre
un fondo marino, vea pasar un pez
con una lamprea adherida a su flanco.
Da cierta tristeza saberlo definitivamente
condenado, pero es este el juego de
la vida. Aquello a lo que solemos
llamar "equilibrio"
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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