UN
OJO DE LA CARA
Sin duda alguna las estrategias de
los peces para defenderse de ser comidos
por otros peces son muchas y muy variadas
y quizás el grupo más
sofisticado a la hora de protegerse
sea el de los bentónicos, ya
que son animales que se alimentan
del fondo (benthos) y suelen ser cazados
con cierta facilidad por otros peces
más agresivos. Casi todos los
grupos de peces bentónicos
viven entre el coral o las piedras,
donde consiguen un refugio seguro
del ataque de los predadores. Ellos
rara vez se aventuran a los fondos
de arena donde se convertirían
en presas fáciles.
Los lenguados, sin
embargo, se han desarrollado para
vivir en los fondos de arena de donde
obtienen su alimento basado en gusanos
tubícolas y pequeñas
larvas. Su cuerpo aplanado se posa
sobre el fondo del que apenas se distingue
al momento de nadar ya que consigue
mimetizarse perfectamente cambiando
su color y copiando el color del fondo
en el que se encuentra. Pero el gran
misterio de este pez es que al nacer,
la larva es similar a las larvas de
otros peces planos y presenta un ojo
a cada lado de la cara y nada en posición
normal. Al cabo de unos días
comienza a ocurrir algo extraño:
uno de los ojos comienza a moverse
hacia el lado opuesto de la cabeza,
la boca se tuerce y las aletas pectorales
crecen de un modo desigual. Al llegar
esta época el joven lenguado
se pega al fondo del mar donde pasa
la mayor parte de su vida recostado
sobre su lado ciego y con los ojos
mirando hacia arriba, logrando de
esta manera una mejor visión.
El lado ciego del lenguado no desarrolla
ningún pigmento y suele ser
de color blanquecino.
Mientras que el
lado que queda expuesto se adapta
al color del fondo, esta característica
es producto de estímulos visuales
ya que ejemplares que fueron cegados
en laboratorio perdieron toda esta
capacidad. Los lenguados están
dentro del grupo de los peces comestibles
más apreciados y pueden ser
vistos en todos los mares templados
del mundo.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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