MENSAJES
DE OLOR
Si sacamos un vaso
de agua de una pecera en la que habite
un tiburón y arrojamos su contenido
en otra pecera habitada por corvinas,
veremos cómo los animales enloquecen,
comienzan a nadar a gran velocidad
chocando entre sí y con las
paredes, incluso algunos peces saltarán
fuera de la pecera. Ellos pudieron
percibir el olor del depredador.
Lo sorprendente es que si repetimos
la misma operación en una pecera
habitada por corvinas criadas en cautiverio,
animales que nunca estuvieron en el
mar, el resultado será exactamente
el mismo. Lo que demuestra este experimento
es que los peces obtienen por información
genética un registro del olor
del depredador. Esto es bastante lógico,
si un ratón supiera cómo
huele un gato por haberlo olfateado
ya no estaría vivo. Tal vez
las corvinas no sepan que están
huyendo de un tiburón, tal
vez ni siquiera sepan qué es
un tiburón, pero huyen del
"olor al peligro".
Casi todos los animales marinos poseen
muy buen olfato, su vida, su muerte,
su alimentación e incluso su
reproducción dependen de él.
Si no se diera alguna forma de comunicación
tanto la cópula como la reproducción
serían totalmente fortuitos.
Las feromonas son aromas sutiles que
emiten ciertas especies para que capten
sus posibles compañeros sexuales.
Se supone que estas sustancias químicas
contienen información acerca
de la especie del intruso, su sexo,
edad y estado reproductor, datos de
importancia vital.
Tanto las presas como los depredadores,
como los animales reproductores, se
guían en cierto modo por el
olfato. En las profundidades abisales
donde no existe la luz, el olfato
puede ser el único indicador
de una presencia peligrosa o de un
congénere listo para reproducir.
Se podría decir que la vida
y la muerte en el mar penden de un
sutil aroma.
La contaminación del mar causada
por los seres humanos, debido a la
aguda sensibilidad de los receptores
que detectan las feromonas, constituye
una gran amenaza para todos los animales
marinos, cuyos procesos biológicos
e incluso la vida y la muerte dependen
casi totalmente de la comunicación
química. Vivir en un mar contaminado
es similar a intentar cruzar una avenida
tapada por el humo, donde las posibilidades
de llegar al otro lado de la calle
son mínimas. Nuestro es ese
fuego, es nuestra obligación
entonces, controlar ese humo.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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