POR
UN BESO DE TU BOCA...
Si quieres provocar
la completa destrucción de
una especie animal y hacerla desaparecer
de la faz de la Tierra, sólo
tienes que hacer correr la voz de
que una parte cualquiera del cuerpo
de un ejemplar de esa especie es un
poderoso afrodisíaco.
Una vez implantado
el rumor, se pagarán fortunas
por obtenerlo. Los mercados exigirán
la presa y los cazadores no le darán
respiro hasta no haber extinguido
la especie por completo. No importa
si se trata de un rinoceronte africano,
el más feroz de los tiburones
o el más pequeño de
los caracoles terrestres. Estará
irremediablemente perdido.
El pez napoleón
es un tímido habitante de los
fondos del Océano Índico.
Este manso animal llega a alcanzar
los 2,30 metros de envergadura y un
peso de hasta 190 kilogramos. Por
ser tan grande no tiene muchos enemigos
en el fondo y de ahí su habitual
tranquilidad. Suele comer de la mano
de los buceadores y acepta con agrado
sus caricias, eso lo hace irremediablemente
vulnerable. Hace unos pocos años
se puso de moda su consumo en los
restaurantes orientales, debido a
un rumor nunca comprobado, sobre el
hecho de que sus labios contenían
un poderoso afrodisíaco.
Esta moda fue adoptada
por los sitios de comida más
exóticos de Hong Kong donde
el plato de labios de napoleón
alcanza los u$s 300, y donde además,
los comensales pueden elegir sobre
una gran pecera de napoleones vivos.
Para trasladarlos vivos y conservarlos
en buen estado, se los captura utilizando
cianuro. Cuando el gran pez es atacado
corre a refugiarse al coral, dos cazadores
subacuáticos lo siguen hasta
ahí y rocían cianuro
en su cueva; esto atonta al animal
que es llevado a la superficie y colocado
en jaulas flotantes donde el efecto
anestésico va desapareciendo.
Luego se lo traslada a China en barcos
especializados. El cianuro no afecta
la carne del pez ya que se concentra
sólo en su hígado y
el napoleón, bastante saludable,
va a parar a la pecera.
En tanto, en el fondo en el que se
roció cianuro, quedan muertos
cientos de pequeños peces e
invertebrados (ver Cianuro)
. La muerte alcanza al coral mismo,
donde todos ellos se refugiaron. Esta
práctica se extiende en las
17.000 islas de Indonesia y ya comenzaron
a verse cazadores con cianuro en la
Gran Barrera Australiana. Personalmente
sospecho que muchos de los mitos que
conducen a las matanzas son creados
por los mismos pescadores locales.
Hace pocos años un pescador
artesanal indonesio apenas podía
subsistir con el producto de su pesca;
hoy un muchacho menor de edad puede
obtener un sueldo de u$s 400 por mes,
tres veces más que el ingreso
de un funcionario de ese país,
con estudios universitarios.
Cada año
los mares de coral están siendo
desvastados, los pequeños peces
muertos, los corales exterminados
y los grandes peces en los restaurantes
de lujo de Oriente. No sabemos, porque
nunca pasó antes, cómo
puede terminar esta historia de tanta
destrucción, no sabemos cómo
puede cambiar esto al mar, pero sí
sabemos que si vamos a tirar por la
ventana la salud del planeta y la
subsistencia del mar que no sea sólo
para que un adinerado señor
pueda alcanzar una dudosa satisfacción
en una aún más dudosa
noche de placer.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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