EDUCAR
A LOS HIJOS
A menudo se comete
el error de creer que el instinto
y el aprendizaje se oponen entre si.
Mientras que el instinto es el conocimiento
heredado, el aprendizaje se adquiere
después del nacimiento. Una
ventaja del aprendizaje sobre el instinto
es que el comportamiento se puede
modificar rápidamente dando
respuesta inmediata a situaciones
cambiantes. Una desventaja es que
los individuos jóvenes de muchas
especies inteligentes están
indefensos al nacer y dependerán
de las enseñanzas que reciban
de sus padres.
Entre las orcas,
este aprendizaje está muy marcado
por la gran dependencia de los cachorros
en su primer año de vida. Durante
el tiempo de lactancia, ellos aprenderán
de sus mayores a través del
juego, las destrezas que necesitan
desarrollar para vivir, sobre todo
la capacidad de obtener alimento.
Este aprendizaje se adquiere y perfecciona
por medio del ensayo y el error.
Es común
ver a un grupo de hembras de orcas,
acompañadas de sus cachorros,
que capturan a un joven lobo marino.
El juego consiste en alejar al lobo
de la costa y liberarlo para que los
cachorros de orca lo vuelvan a capturar.
Si el lobo consigue burlar a los cachorros,
la madre vuelve a atraparlo y lo vuelve
a soltar una vez más para que
el cachorro siga intentando capturarlo.
Una vez que el cachorro logró
capturar al lobo, él mismo
volverá a soltarlo para volver
a darle caza una y otra vez o permitir
que otro cachorro practique. A veces
el juego consiste en que varios cachorros
de orca trabajen en conjunto para
capturar al asustado fugitivo.
Lo sorprendente
de esta conducta es que rara vez el
lobo sale lastimado, al menos no físicamente.
Después de un buen rato las
orcas parecen aburrirse de este juego
y simplemente lo liberan para que
el lobo escape, presa de un visible
pánico, en busca de la playa.
Obviamente si las orcas hubieran estado
hambrientas lo hubieran devorado,
de hecho muchas veces lo hacen. Pero
en este caso se trataba de una práctica
de un entrenamiento o, tal vez, de
otra lección a sus hijos enseñándoles
a no matar sin necesidad.
Las orcas no matarían
al lobo por placer, incluso ni siquiera
lo lastiman. Matar a un animal por
placer es una actitud reservada sólo
a algunos seres humanos, que afirman
su poder sobre las bestias matándolas.
Afortunadamente otros seres humanos,
conscientes de su inteligencia, prefieren
enseñar a sus hijos la enorme
importancia de preservar la vida.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
|