DORMIR
BIEN ABRIGADO
Normalmente, durante
el día los peces del arrecife
están muy activos y en constante
vigilancia para evitar ser sorprendidos
por un predador. Pero es con la caída
del sol cuando los problemas comienzan
ya que esa es la hora de mayor actividad
para los cazadores nocturnos como
morenas, pulpos, grandes cangrejos
y otros.
Para buscar el descanso los peces
se colocan entre los corales o en
alguna fisura de la piedra. A veces
su sueño es tan pesado que
un submarinista podría tomarlos
en su mano sin que despierten, eso
obviamente los hace muy vulnerables
a los ataques.
El pez loro, que obtiene su nombre
por tener dientes muy fuertes con
forma de pico que le sirve para roer
el coral, ha encontrado la solución
a este problema. Una vez ubicado el
lugar donde va a pasar la noche, comienza
a segregar una mucosidad gelatinosa
que va envolviendo su cuerpo y que
sería totalmente transparente
si no fuera por los granos de arena
que se le adhieren. Algunas especies
necesitan aproximadamente una hora
para formar esta envoltura.
Algunos científicos opinan
que de esta manera oculta su olor
ante predadores como la anguila, que
ubica a sus presas por el olfato.
Pero ese manto tiene funciones mucho
más completas. Un pez loro
que acabe de dormirse y todavía
no haya formado su manto mucoso es
muy fácil de atrapar ya que
su sueño es muy pesado. Pero
una vez que formó el manto
si apenas se roza éste con
un dedo, el pez emprende una fuga
a gran velocidad. Si se observa con
detenimiento, se verá que el
manto del pez loro ingresa en su boca
por lo que se cree que puede sentir
con claridad cualquier movimiento
de éste.
A las primeras horas del amanecer
es fácil encontrar en el arrecife
tubos de mucosidad que sirvieron a
un pez loro para dormir seguro la
noche anterior y que éste ha
abandonado al comenzar el nuevo día.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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