TRANSEXUALES
Todos los peces
intentan asegurar al máximo
la supervivencia de su descendencia
y, la primera regla para asegurar
la continuidad de la especie es que
haya un macho y una hembra compartiendo
el mismo territorio. La facilidad
de algunos peces para cambiar de sexo
favorece y asegura esta continuidad.
Los peces payaso
comienzan su vida siendo machos. Las
larvas viajan libremente por el plancton
hasta que encuentran una anémona
donde hospedarse. En poco tiempo el
más grande de los nuevos residentes
se convertirá en hembra y desarrollará
hasta alcanzar un tamaño dos
o tres veces mayor que el resto de
los peces que permanecerán
siendo machos.
Los machos fecundarán
los huevos que la nueva hembra deposite,
mientras que ella hostigará
permanentemente a los machos para
evitar que se desarrollen y se conviertan
en nuevas hembras. Al parecer, este
comportamiento repercute en las hormonas
de los machos evitando que cambien
de sexo. Es probable también
que el cambio de sexo esté
ligado al tamaño del pez y
que, al encontrarse en un medio hostil
y estresante, no se alimente lo suficiente
para alcanzar la talla pretendida.
Si la hembra muere
o abandona la anémona, el macho
más grande tomará su
lugar inmediatamente. El hermafroditismo
parece tener mucho sentido en el mar
donde todos los peces están
expuestos al continuo ataque de los
depredadores. Si la hembra cae y sólo
quedaran los machos, no habría
posibilidad de reproducción.
Pero, pudiendo transformarse, la sola
supervivencia de dos únicos
ejemplares garantizaría la
descendencia.
En cambio, si las
"larvas viajeras" llegaran
a una anémona que ya tiene
una población estable de peces
payaso, la hembra decidirá
si aceptar o no a los nuevos machos
que se presentan y los obligará
a permanecer como tales.
Como humanos nos
gusta dar conductas humanas a los
animales. Así cuando buceamos
y vemos una anémona rodeada
de peces payaso nos contenta pensar
en una madre y sus crías. Pero
la realidad es que se trata de un
haren de machos temerosos, sometidos
por una hembra dominante. Todo sea
por preservar la especie, todo sea
por contribuir al juego de la vida.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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