EL
BLINDAJE FLEXIBLE
Nunca he visto a
un animal marino molestando a una
raya. Estos apacibles animales evolucionaron
de la rama generacional de los tiburones
y, si bien modificaron su cuerpo para
adaptarlo al fondo de arena, conservan
algunas características de
sus "primos" los escualos,
entre ellas: la piel.
En la piel de las
rayas se produce la osificación
de algunas capas de células,
por lo que se podría decir
que las escamas están formadas
por huesos. Estas escamas poseen una
lámina ósea que sirve
de base a una pequeña espina
de esmalte, afilada y fuerte, a la
cual se denomina dentículo
dérmico, que apunta en dirección
a la cola. Estos dentículos,
vistos al microscopio resultan muy
parecidos, en lo que a estructura
se refiere, a nuestros propios dientes.
Las escamas placoides
aparecen en filas muy apretadas entre
si, dejando muy poco espacio entre
sus bordes. Los dentículos
sobresalen sobre la capa mucosa de
la piel y son lo que producen la áspera
rugosidad de la piel de las rayas.
Esta estructura ósea formada
sobre la piel conforma una armadura
flexible y casi infranqueable. A un
hombre fuerte, armado con un cuchillo
afilado le costaría muchísimo
trabajo apuñalar a una raya
por lo que no hay esperanzas para
los dientes de los depredadores.
Podría parecer
curioso que las rayas tengan una piel
rugosa, puesto que ello debería
aumentar el rozamiento del animal
con el agua. Sin embargo la disposición
regular de los dentículos canaliza
el agua produciendo un flujo laminar
que disminuye notablemente el rozamiento.
Incluso ese flujo laminar podría
hacer que las rayas y también
los tiburones, fueran "hidrodinámicamente
silenciosos" lo que les daría
una gran ventaja para sorprender a
sus presas o pasar desapercibidos.
Protegidas por esta
armadura flexible, las rayas pasean
despreocupadamente sobre el arrecife
y toman largas siestas en el fondo,
apenas cubiertas por arena. Cuando
los buzos se acercan se muestran como
animales dóciles y permiten
que ellos le acaricien la curiosa
piel para luego emprender el vuelo
semejando a un ave. Se alejan lentamente,
envueltas en dientes y en misterio.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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