LA
MIRADA DEL JEFE
Frecuentemente se
ha dicho que la vista de un tiburón
no es muy buena, tal vez dando por
sentado que una buena vista es aquella
que alcanza una mayor distancia. Pero,
¿de qué serviría
una vista de larga distancia cuando
la transparencia del agua le permitiría
ver, como máximo, un centenar
de metros?
Ningún animal
puede ser un cazador efectivo si no
tiene una buena visión de la
presa y el entorno, por lo tanto un
eficiente sentido de la visión
será aquel que mejor se adapte
al medio en el que el animal vive
y caza. Lo maravilloso de la vista
de un escualo es que puede ver con
igual definición en la oscura
profundidad del mar como en la soleada
superficie. Puede cazar con el mismo
éxito al medio día como
en la negra intensidad de la noche.
El secreto de esta
habilidad consiste en el tapetum lúcidum,
un tejido que se encuentra en la parte
posterior del globo ocular, una especie
de pantalla reflectora . Las células
que forman esta capa actúan
como espejos, reflejando hasta el
90% de la luz nuevamente hacia las
células receptoras de la retina,
lo que aumenta considerablemente la
sensibilidad del ojo. De esa forma,
cuando un tiburón se pasea
por un fondo oscuro puede aclarar
el tapetum y minutos después
oscurecerlo al pasearse por la superficie
iluminada del mar.
Supongamos que un
tiburón emerge desde un fondo
oscuro para atacar a una foca que
se encuentra flotando en la superficie.
El cambio de luminosidad del ambiente
haría que el animal quedara
cegado de la misma manera que un ser
humano, al abrir la puerta de una
habitación oscura y encontrarse
con el sol. Esa persona necesita unos
segundos para que su ojo se adapte
a la luz y así poder ver bien.
Pero el tiburón no tiene tanto
tiempo ya que perdería su captura.
El tapetum se irá regulando
rápidamente a medida que ascienda
permitiéndole ver durante todo
el recorrido con la misma intensidad
de luz, sin perder de vista en ningún
momento a la presa.
La importancia de
la vista a la hora de obtener una
presa en los tiburones, la da el tamaño
de los ojos. Mientras en un tiburón
alfombra, que permanece adormilado
en el fondo esperando que un pez descuidado
pase por delante de su nariz, el tamaño
del ojo sólo representa un
1% de la longitud total del cuerpo,
en un tiburón azul, veloz cazador
del mar abierto, el tamaño
del ojo llegará hasta casi
un 3%.
Sin duda alguna
un buen cazador debe tener una vista
adaptada al medio en el que vive y
caza, y el tiburón es un cazador
implacable, veloz y certero. Tal vez
en eso resida nuestro temor hacia
ellos. Los consideramos asesinos peligrosos
y despiadados. Por eso los perseguimos
y los matamos, colgamos sus dentaduras
en las paredes de nuestras casas para
demostrar nuestro poder. Pero, a diferencia
del ser humano, los tiburones sólo
cazan para alimentarse, sólo
matan para sobrevivir. Ellos no matan
para conseguir trofeos que demuestren
su dudoso valor.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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