EL
UNICORNIO
Es probable que la leyenda del unicornio
se haya iniciado por el avistaje de
un narval. Estos integrantes de la
familia de los delfines lucen por
delante un "cuerno" que
en realidad es un diente. Los narvales
tienen dos dientes, ambos en la mandíbula
superior. En las hembras no llegan
a crecer y en los machos sólo
crece el izquierdo que sale del hocico
en espiral llegando a alcanzar los
tres metros de largo.
El colmillo se utiliza
sobre todo para competir con las hembras,
siendo el macho con el colmillo más
largo el que se queda con la hembra
en disputa. Es común encontrar
cicatrices en las cabezas de los machos
que pueden ser el resultado de alguna
que otra pelea. El colmillo es casi
hueco y se calcula que uno de cada
tres acaba rompiéndose.
Las hembras y los
jóvenes viven en grupos separados
de los machos. La coloración
es grisácea en el dorso con
manchas de color pardo, blanca en
el vientre y negruzca en las aletas
pectorales y suele aclararse con el
paso de los años. Los machos
adultos llegan a alcanzar los seis
metros, sin incluir el colmillo. Habitan
en el ártico donde han sido
pescados durante siglos por los esquimales
inuits que utilizan como alimento
su carne y su grasa.
El narval es un
animal poco estudiado y por lo tanto
poco conocido, al punto tal que muchos
lo clasifican, aún como una
pequeña ballena aunque se trata
de un delfín. El motivo es
que no es sencillo encontrar un narval
en el mar, no suelen acercarse a las
embarcaciones y no es común
verlos cerca de la costa. Obviamente,
no nos resultará sorprendente
que sea realmente difícil encontrar
un unicornio.
"No
se puede defender lo que no se ama
y no se puede amar lo que no se conoce"
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