Las yubartas son también conocidas como «ballenas cantoras» ya que emiten las melodías más hermosas que se hayan creado en los fondos marinos. Estos enormes animales pueden tener una cría cada tres años, si tenemos en cuenta que la cría será más vulnerable cuanto más pequeña sea, se deduce que los cuidados de su madre en el primer año de vida serán fundamentales para asegurar su crecimiento hasta alcanzar un tamaño que mantenga a los predadores alejados.
Por ser mamíferos, la relación madre-hijo será muy estrecha ya que su alimento dependerá de la leche materna que el cachorro mamará en grandes cantidades permitiéndole aumentar su peso hasta cuarenta kilogramos diarios. Durante ese período la madre será una guardiana celosa de cada uno de los movimientos del cachorro. Es por eso que suele verse al pequeño nadando sobre el lomo de la madre. Con ésta actitud la hembra cubrirá la superficie de mar por debajo de la cría ya que éste será el lugar por donde surgirán los ataques, además le deja libre al pequeño el camino hacia la superficie para que pueda respirar cómodamente.
Las yubartas suelen ser atacadas por una especie de tiburón pequeño conocido como «tiburón cigarro». Este animal acostumbra morder a las enormes ballenas logrando arrancar un importante porción de su capa de grasa, obviamente esto no mata al animal pero es normal ver en ejemplares adultos, marcas de ataque de este tipo de tiburón. Ese mismo ataque podría ser muy riesgoso para el cachorro que aún no ha adquirido una capa de grasa importante por lo que podría causarle serias heridas y posibilidad de infecciones; es por eso que su madre permanece atenta tratando de evitarlos.
Las yubartas desarrollaron las aletas pectorales que llegan a medir hasta cinco metros y son los apéndices de mayor tamaño de cualquier animal vivo. En la foto vemos una típica actitud de una madre desconfiada, tal vez nunca antes haya visto un buzo, es por eso que mantiene a su cría cerca de la superficie mientras lo vigila atentamente con su ojo izquierdo mientras que éste saca la foto, a pesar de eso decidió no alejarse demasiado. La cría, típicamente curiosa, no se pierde detalle de la escena.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»