La vida en el arrecife de coral presenta una gran variedad de adaptaciones tanto de formas como de hábitos. Muchos de sus habitantes se han adaptado con exclusividad a la vida nocturna donde pareciera que resulta más fácil conseguir alimento.
El pez ardilla tiene un color rojo intenso y ojos muy grandes en relación al tamaño del cuerpo, de los que obtiene su nombre. Estos ojos están adaptados para la visión nocturna. La parte interior de la retina está forrada por un tejido al que se conoce con el nombre de «tapetum lucidum» que tiene la propiedad de amplificar la luz existente un millón de veces. Por eso, estos peces de hábitos nocturnos pueden pasear por el arrecife buscando su alimento predilecto consistente en invertebrados, iluminados apenas con la luz de las estrellas.
Esta ventaja en su visión nocturna pierde valor una vez que el sol ilumine el fondo. Además, debido a su color rojo intenso y una relativa lentitud al nadar se convertiría en una presa fácil de otros predadores más rápidos, es por eso que de día suele esconderse en las oquedades de las rocas, pequeñas cuevas o la cabina de un avión sumergido como el de la foto. Pero una vez que el sol caiga, el arrecife volverá a pertenecerle, surgiendo de las propias entrañas del coral, multitudes de peces ardilla que lo recorrerán frenéticamente con un permiso de caza que expira al llegar el alba.
«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»