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Filo | Chordata | |
Clase | Mammalia | |
Orden | Cetartiodactyla | |
Familia | Bovidae | |
Status UICN ver 3.1 | Extinta | |
Status CITES | Sin determinar |
Nombre científico: Capra pyrenaica pyrenaica (Schinz, 1838)
Otros nombres vulgares: Cabra montés de los Pirineos
Descripción general y características
Con respecto a las otras dos subespecies de cabra, se diferenciaba principalmente por su pelo más largo y denso en invierno y la base más gruesa de los cuernos, tanto en machos como en hembras. La cornamenta del bucardo era asimismo, la más larga de entre las cuatro subespecies de cabra montés que han habitado la Península Ibérica en tiempos históricos.
Se alimentaba de herbáceas y líquenes.
Hábitat y distribución geográfica
Originalmente se extendía por ambas vertientes del Pirineo, extendiéndose por el sur hacia las zonas montañosas del País Vasco, Navarra, Lérida y Gerona. En los últimos años, su población quedó restringida al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (España).
Su hábitat eran bosques de pino silvestre, abeto, haya y pino negro, alternando con grandes cantiles rocosos y con barrancos y canales de avalancha, entre 1.000 y 2.200 metros de altitud.
Causas de disminución
Desde la segunda mitad del siglo XIX, numerosos cazadores europeos, de España, Francia y Gran Bretaña sobre todo, acudían a cazar ejemplares de bucardo. La rareza de la cabra montés en el mundo en aquel entonces, junto a la hermosa cornamenta que caracterizaba a los machos de estos animales, aumentaron su valor y la caza se convirtió en excesiva; hasta tal punto que en 1900 ya no quedaban ejemplares en la zona francesa, y tan sólo quedaban unos 50 en España, una cantidad ya poco viable para la subsistencia de la subespecie.
La declaración de Ordesa como parque nacional en 1918 consiguió que estas cabras duraran más de lo esperado, pero aun así, ni este parque ni la protección estatal que llegó tarde, en 1973, fueron suficientes.
La cría en cautividad y posterior suelta en el medio, que podían haber disminuido las probabilidades de extinción, no llegaron a tomarse hasta 1996, cuando se capturó una hembra que murió poco después en cautividad sin llegar a reproducirse.
La IUCN añade otras amenazas que podrían haber agravado el problema, aunque sin poder asegurarlas, como podrían haber sido su incapacidad de competir con otras especies por la alimentación, algunas infecciones y enfermedades transmitidas a través del ganado doméstico, los problemas de fertilidad y problemas de consanguinidad, y las condiciones climáticas.
Medidas de conservación
El hábitat de su última población se declaró Parque Nacional en 1918, fecha desde la que ha estado prohibida su caza en el valle de Ordesa.
En el Convenio de Berna, sobre protección de la vida silvestre en Europa, de 1979, se le incluyó como especie estrictamente protegida.
También se le declaró estrictamente protegida en España en 1981.
Entró en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas, en 1990, como uno de los cuatro mamíferos ibéricos en peligro de extinción.
Se incluyó en la Directiva europea de Hábitats, de 1992, como especie estrictamente protegida, para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de protección.
Aprobación del Plan de Recuperación, de la Diputación General de Aragón, en 1993.
La IUCN también lo clasificó como en peligro crítico.
Tenía un Plan de Recuperación Decreto 97/1993. Este plan, de la Diputación General de Aragón, estaba vigente desde septiembre de 1993. Su objetivo era garantizar la conservación del último núcleo de población de la cabra montés pirenaica. Para ello se ejecutaron algunas actuaciones necesarias: Mejora del hábitat actual, cría en cautividad, seguimiento permanente de las poblaciones nativas y reintroducidas, investigación, divulgación, sensibilización y cooperación entre todas las Administraciones implicadas en la aplicación del Plan.
Tenía un Proyecto Life, en colaboración con Francia, convirtiéndose en un proyecto transfronterizo de conservación. Estos planes los financia la Unión Europea.
Ya en 1999 el gobierno de Aragón capturó un ejemplar para extraer y conservar tejidos congelados para una posible clonación futura. En el 2000 estas muestras fueron cedidas a la empresa de biotecnología Advance Cell Technology, con la esperanza de que pudieran clonar a esta cabra.
Se intentó la fusión de núcleos de las células disponibles con ovocitos anucleados de otros animales (cabra montés mediterránea (Capra pyrenaica hispánica) e híbridos de cabra montés y doméstica) e implantar los embriones resultantes en cabras domésticas. En caso de conseguirlo, nacerían hembras y siempre con el mismo material genético, por lo que la idea es que estas se cruzarían con machos de otras subespecies de cabra montés, y luego se seleccionarían los ejemplares más parecidos a los bucardos. Otra alternativa era la de intentar hacer nacer machos a partir de cambiar un cromosoma X por uno Y en laboratorio, mucho más complicado.
El primer intento serio concluyó en 2003 con 285 embriones de los cuales en su momento se dijo que no llegó a nacer ninguno, aunque dos llegaron a los dos meses de gestación. Sin embargo, según una noticia aparecida en El Periódico de Aragón en Febrero de 2007, sí que llegó a nacer una de las crías, aunque murió por problemas respiratorios típicos de prematuros. A punto estuvo Aragón de lograr, por primera vez en la historia, un clon de una especie extinguida, pero no se consiguió en el último momento. Los análisis genéticos posteriores realizados a esta cría demostraron el éxito de la técnica empleada, es decir que se había conseguido la reproducción de ejemplares idénticos al original. Así lo confirmó la doctora en Biología María Jesús Cocero, del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA), que participó en uno de los equipos de investigación.
A pesar de este avance, el Gobierno de Aragón dejó de subvencionar el proyecto, y la investigación se paró. Aun así los científicos cuentan en la actualidad con un banco de muestras congeladas de bucardo para futuras investigaciones, por lo que de decidirse la continuidad de la investigación, no habría problema alguno.
Otros datos de interés
La cabra montés de los Pirineos (Capra pyrenaica pyrenaica), localmente llamada bucardo, puede ser recordada en una triste fecha. El 5 de Enero del 2000 murió el último Bucardo que vivía en el Parque Nacional de Ordesa, España. Esta subespecie de la cabra montés, endémica de los Pirineos (sólo habitaba aquí), ya se sabía que estaba en peligro de extinción desde principios del siglo XX, y la IUCN la consideraba en peligro crítico.
Se considera que junto a la cabra montés portuguesa o Mueyu (Capra pyrenaica lusitánica), es una de las dos subespecies de cabra montés que se ha extinguido directamente por el hombre.
En los años 70 se calculaba que quedaban unos 20 ejemplares, y a principios de los 90 se calculaba que apenas quedaba una docena en el cañón del río Arazas de Ordesa. Todos los esfuerzos para recuperar a la especie desgraciadamente llegaron demasiado tarde.
La IUCN la catalogó como extinta en el 2000, tras la muerte del último ejemplar.