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Ñandú (Rhea americana) Animales en peligro

Ñandú (Rhea americana)
Argentina
Clase Aves
Orden Rheiformes
Familia Rheidae
Status U.I.C.N. Casi amenazado
Status Nacional Vulnerable
Status Provincial (Santa Fe) Casi amenazado
Status CITES Apéndice II

U.I.C.N. - NT

 

Nombre científico: Rhea americana.

Otros nombres vulgares: Suri. A los pichones: Charito, charo o charabones.

Descripción general y características

Es una ave de gran tamaño, incapaz de volar. Mide hasta 1,80m. de altura y puede llegar a pesar de 25 a 30 kilogramos. El pico es corto y ancho, de coloración gris pardusco. El cuello es muy largo. Las patas son largas, grisáceas. Presentan solamente tres dedos, terminados en uñas robustas. Las alas están cubiertas por plumas largas y delgadas. El macho tiene la corona, parte del cuello y el pecho, negros. Las partes dorsales y las alas son grises y pardas. La parte inferior o ventral, es blanquecina. La hembra es gris con el vientre blanquecino y carece de negro.

Comportamiento

La alimentación es muy variada (omnívora). Se alimenta de semillas, granos, frutas, insectos, reptiles, batracios, pequeños mamíferos y de pichones de otras aves. Puede andar solitario o formando grupos que reciben el nombre de tropilla o cuadrilla. Son muy rápidos para correr. El macho en el período de celo emite una voz semejante a un mugido. El nido es construido en depresiones del suelo, oculto entre los pastos o arbustos. Colocan en el interior tallos de yuyos, gramillas y plumas. Varias hembras ponen en un nido, por este motivo pueden tener hasta 20 o más huevos, de color amarillento. El macho incuba y cría a los pichones.

Hábitat

Frecuenta praderas, estepas, sabanas, palmares y bosques abiertos.

Distribución geográfica

Habita desde el norte del país hasta Río Negro.

Causas de la disminución

Se lo mata para extraer las plumas y utilizarlas en la confección de plumeros, o para utilizar la carne para consumo humano o la piel en artesanías. Se consumen los huevos, destruyéndose de esta manera los nidos.

Curiosidades, cuentos y leyendas

Ave perseguida y cazada desde muy antiguo, para consumo de la carne y utilización de la piel.

La grasa era ocupada en la lubricación de lazos y aperos.

Las plumas eran codiciadas como adornos para la cabeza, como muñequeras o tobilleras y delantales. En la actualidad para hacer plumeros.

Los tendones se usaban en la confección de lazos y los huesos de las patas en puntas de flechas y de lanzas.

Con la piel del cuello fabricaban»tabaqueras».

Los huevos se cuecen en forma directa (al rescoldo) o combinados con otros elementos

Refranes y dichos (Aves argentinas y sus leyendas, de Carlos Villafañe)

Buen año, dijo el ñandú, y no tenía más que un huevo. Dicho usado para expresar conformidad con lo que se tiene.

Como suri contra el cerco. Andar de mala suerte.

¡Cosa bárbara! Correr como ñandú en burro. Dícese de una cosa imposible e inútil.

Desconfiado como ñandú tuerto. Dícese de la persona desconfiada al extremo.

¡Ea, sus! y traga el ñandú. Alude a las personas tragonas y que comen apresuradamente.

Ñandú que escapó una vez, desde lejos echa a correr. Se refiere a que es muy difícil incurrir en el mismo error.

¡Qué sabe el ñandú de freno!. Dícese cuando alguien habla de aquello que nada sabe ni entiende.

El suri y la garrapata

Este suri, siempre confiado en la ligereza de sus patas, no tardó en caer en otra trampa que esta vez le preparó la garrapata.

Se encontraron en un boliche y, copa va, copa viene, se pusieron a charlar. Pero como el vino no es buen consejero, y en lugar de ir a la barriga se va a la cabeza, bien pronto subió de tono la conversación, hasta que el suri le dijo a la garrapata:

Usted es peor que un vampiro. Vive de la sangre de los demás.

¡No me diga! -contestó la garrapata-. Peor es ser cobarde como usted, que ante el peligro lo primero que hace es esconder la cabeza.

¿Cobarde me llama a mí? Cuando soy capaz de pelearle al león, y sólo cuando me veo en apuros disparo ¡Si habré salvado ovejas! Ellas le pueden decir.

¡Pero qué va a disparar usted! -dijo la garrapata- si cualquier rengo lo alcanza.

¡No diga! Si es así, le juego una carrera, y si le gano la echo al fuego para que reviente como una bruja, habladora.

La garrapata aceptó el desafío, pero con la condición de que en el extremo del sitio donde se corriere la carrera, se colocara una silla para que se sentara el triunfador. El suri aceptó la condición, porque pensó que era un capricho de vieja borracha.

Así estaban las cosas, y mientras se discutía la hora de partida, la garrapata se subió por las plumas del suri y se le prendió suavemente del anca.

Se dio la señal de partida, y cuando la garrapata dijo «Bueno, vamos», el suri, que no quería perder por confiado, se echó desesperadamente a la carrera, como perseguido por los perros. Ya estaba lejos, corriendo a más no poder con una columnita de tierra que lo seguía por detrás. El viento, de tiempo en tiempo lo ladeaba y le levantaba algunas plumas del cuerpo.

Así llegó a la meta derechito a la silla, creyéndose triunfador y exclamando: ¡Así se gana una carrera! ¡Ya me las pagará esa vieja bruja! Y cuando se iba a sentar, la garrapata, que estaba en el anca del suri, pegó el grito:

– ¡Epa, amigo, no me apriete! ¡Hace rato que he llegado!

Esta fue otra carrera que perdió el ñandú en sus andanzas.

Leyenda

Una leyenda explica por qué el ñandú es rabón. Dice: «que jugando el ñandú con el zorro, éste le ganó todo lo que tenía, hasta la arpillera de la bolsa donde guardaba el dinero.

El ñandú pidió desquite, y perdió hasta las plumas que había apostado. Entonces le dijo al zorro que para pagarle esperara hasta que pasase el invierno.

El zorro enseguida comprendió que si lo dejaba escapar -ojos que te han visto no te volverán a ver nunca le daría alcance.Y, pícaro como siempre, lo invitó a que descansara en una silla a la que previamente le había puesto pega-pega sacada de un árbol, so pretexto de que la silla, en que estaba sentado el ñandú tenia la paca quebrada.

El ñandú, confiadamente cambio de ubicación: pero no bien se había acomodado en la silla, cuando el zorro comenzó a gritar:

¡Ay, Dios mío! ¡Mi tío, el tigre, que viene furioso!

De un salto el ñandú abandonó el asiento y salió corriendo a más no poder, dejando las lindas plumas de su cola pegadas en la silla, con las cuales el zorro hizo un buen colchón.

Y dicen que desde entonces el ñandú quedó rabón.»