Desde 1970, el 22 de abril se «celebra» el Día de la Tierra. Lamentablemente lejos de ser un festejo, es más bien un llamado de atención anual a la sociedad mundial, ante el maltrato hacia nuestros recursos naturales. Está en cada uno de nosotros revertir el significado de esta fecha, hacia lo que realmente debería celebrarse: Un agradecimiento hacia este gran hogar, por todo lo que nos ha ofrecido desde el comienzo de nuestra existencia.
Historia del Día Mundial de la Tierra
Allá por el Siglo XIX, la gran mayoría creía que el cielo siempre sería azul, el agua y suelo interminables, y en el caso de que se agotara en un lugar determinado,siempre podría mudarse a otro…
A comienzos del Siglo XX, con el crecimiento de las industrias, nadie cuestionó las humeantes chimeneas fabriles ni los desechos que empezaban a arrojarse a los ríos en pos del desarrollo…
Paradójicamente, fue en Estados Unidos en donde puede decirse que comenzó a gestarse el movimiento ecologista.
En el año 1969, Gaylord Nelson -entonces Senador por Wisconsin- comenzó a promover lo que él llamó una «clase nacional sobre medio ambiente». La respuesta fue para ese entonces sorprendente: 20 millones de personas participaron de manifestaciones pacíficas en todo Estados Unidos.
La presión social dio frutos y entre las disposiciones que sucedieron al primer Día de la Tierra están: la creación de la Agencia de Protección Ambiental, la Ley de especies en peligro de extinción y el requerimiento de que lo automovilistas utilicen gasolina sin plomo.
Dos años después tuvo lugar la Conferencia de Estocolmo, primer cumbre mundial sobre medio ambiente integrada por 27 países, la cual obtuvo como mayor logro que todos los participantes adoptaran una visión ecológica, en la que se reconocía al hombre como «obra y artífice del mundo que lo rodea».
A pesar de continuar con las convocatorias, durante los años siguientes el Día de la Tierra no logró equiparar al de 1970. Sin embargo, el destello de conciencia que aquel día había despertado, quedó latente hasta 1990, cuando más de 1000 ONGs organizaron actos a nivel mundial, en los que participaron 200 millones de personas.
De a poco este impulso global continuó creciendo, y ya con la llegada del nuevo milenio se celebró un Día Mundial de la Tierra que reunió a cientos millones de personas en 184 países, gracias a la red cibernética.
Hoy, la lucha por un mundo limpio y saludable continúa. Si bien la causa cuenta con una cantidad creciente de personas que día a día, contribuyen con pequeñas actitudes cotidianas a revertir una situación tan triste como la destrucción de nuestro planeta, aún queda mucho por hacer.
No es necesario pertenecer a ninguna organización de renombre, ser un experto en Biología, Ingeniería o alguna otra ciencia. Cada uno desde su lugar puede iniciar el cambio.
La educación, la información y la difusión son las principales herramientas con las que contamos para lograrlo.
Valeria Cipolla
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