¡Feliz cumpleaños Greta! Hoy, 3 de enero de 2020, cumple 17 años Greta Thunberg.
La trascendencia de sus acciones a partir de 2018 es quizás lo más positivo que nos ha sucedido como género humano durante esta década, que según algunos estamos terminando de transcurrir, o que -según otros- hemos finalizado hace escasos días.
Greta es una centennial (Generación Y) y como todos sus coetáneos va a tener que afrontar las alternativas de un cambio climático que, dependiendo del grado de conciencia y de las acciones que emprendamos en consecuencia, podría tener o no, muy graves secuelas en el delicado equilibrio de nuestro planeta.
Esta última afirmación ha sido y es cuestionada. No ya por quienes tienen la formación necesaria para argumentar sobre estos temas, pero sí por quienes ponen sus supuestos conocimientos o grado de influencia para desnaturalizar un concepto que con el tiempo se ha convertido en un verdad evidente.
El 24 de diciembre de 1968 el astronauta William Anders, desde la Apolo 8, capturó una de las imágenes más profundas de la historia de la humanidad. La Tierra en todo su esplendor, envuelta en la oscuridad del espacio, pareció delicada y vulnerable, y sus recursos finitos.
Todo ocurre allí, nuestra vida, nuestra historia. Todo en una delgada y delicada capa que por mezquinos intereses a algunos no les importa destruir.
Y Greta alzó su voz, quizás una más. Pero hay algo que la hace diferente: a Greta la escuchan y sobre su voz se puede montar un cambio que a esta altura aparece como impostergable.
Críticos y detractores
Tiene, como todo personaje notorio, críticos y detractores.
Los primeros quizá disientan con el abordaje, con los datos, sobre quién es el sujeto del cambio, quiénes son los más aptos para desarrollarlo. Esto es lo que debemos debatir manteniendo la vigencia del tema como prioritario y urgente.
Sus detractores generalmente no califican. Algunos rozan el ridículo y todos están sospechados de estar al servicio de los intereses de una minoría recurrente en la historia humana, amiga a retardar los cambios.
Intentan denostarla por su autismo. Sobre esto es mejor callar. Se supone que no se puede caer tan bajo.
Se la crítica por sus contradicciones, las que tiene en cantidad y de la que es imposible desprenderse en medio de una sociedad basada en el consumo desenfrenado y dónde todo, hasta la dignidad humana, tiende a ser descartable.
Apoyemos a Greta, ayudemos a los jóvenes, acompañemos sus sueños y sus utopías. Son los dueños del futuro y son los únicos con derecho a decidir.
Daniel Blanco
exclusivo para barrameda.com.ar
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