Salvar la laguna de Chascomús; dos centímetros por año. Eso es lo que pierde en profundidad la laguna de Chascomús.
Así comienza este artículo escrito alrededor de 2002 y que llamativamente sigue recibiendo una apreciable cantidad de visitas. Es por esta razón que decidimos trasladar la nota al formato del diseño actualizado de nuestro sitio, en la esperanza de que les siga siendo de utilidad a quienes consultan este material.
Popular, entrañable, castigada por las inundaciones, víctima de la contaminación por los desechos cloacales que recibe, no está sola en su desgracia. Adela, una laguna vecina, corre la misma suerte. Las dos forman parte de un sistema conocido como las encadenadas de la depresión del Salado, que no es un río que se deprimió sino que en esa zona se hace más angosto. ¿Qué hacer para limpiarla?
La laguna tiene una planta de purificación convencional, de tratamiento primario, que utiliza metodologías fisico-químicas para sacarle la parte más gruesa de sus contaminantes. Pero, instalada en los años 70, no es suficiente. Algunos nutrientes como el nitrato y el fósforo permanecen de todos modos en el lugar y se suman a los que ya existen en sus aguas.
Roberto Escaray, científico del IIB-Intech (Instituto de Investigaciones Biotecnológicas – Instituto Tecnológico de Chascomús), comenta cómo una solución biotecnológica puede resolver el problema: «La instalación de una nueva estructura fácil de instalar, económica y de bajo costo, entre la planta purificadora convencional y las aguas de la laguna podría resolver el problema. Utilizaría plantas (vegetales) flotantes que purificarían su superficie de un modo ecológico. Tenemos la ayuda de la Municipalidad de Chascomús para lograrlo y las plantitas para utilizar ya fueron seleccionadas.
«Eso permitiría aliviar a la laguna y contribuir a la salud de sus peces». La idea es brillante. Sencilla y barata, la resolución permitiría eliminar ese colchón contaminante que soporta y salvar la laguna de Chascomús. Cuando se concrete la instalación de esta estructura, será la primera planta bonaerense ecotecnológica para tratamiento de aguas residuales. Y cuando funcione, las aguas volverán a oler a limpio sin la necesidad de haber instalado costosas máquinas con motores y burbujeos molestos.
«Llegar a la conclusión de utilizar esta metodología ecotecnológica para salvar la laguna de Chascomús llevó tiempo. Primero se comprobó que las plantas de purificación tradicionales no eran absolutamente eficientes. Luego, el tema de la gran cantidad de energía que consumen también se presentó como un inconveniente. Fue así como se empezó a investigar para desarrollar un sistema que fuera más eficiente y con menores costos operativos. «La solución apareció cuando se decidió copiar a la naturaleza», comenta Alejandro Mariñelarena, investigador de la CIC (Comisión de Investigaciones Científicas) de Buenos Aires y del Instituto de Limnología Ringuelet, el encargado de seleccionar qué plantitas se van a utilizar para purificar las aguas de Chascomús.
Así se aplica la biotecnología al importante campo de la ecología, tan íntimamente relacionado con la posibilidad de conservar un medio ambiente amigable. Y limpiar las aguas es apenas uno de sus aspectos. La biotecnología ambiental, por definición, tiene corno objetivo la protección y la restauración de la calidad del medio ambiente. En este punto es cuando nuevamente aparecen las voces detractoras que señalan, tal cual lo hace el economista y futurólogo Jeremy Rifkin, que uno de los riesgos de esta nueva revolución es un daño ecológico.
Se cree que la manipulación de genes para la obtención de nuevos vegetales y una probable fuga de esa información, que no sería otra cosa que la transmisión indeseada de esas características nuevas a otra planta en estado natural, podría alterar a un ecosistema vecino.
Los defensores dicen que nada, absolutamente nada, tiene riesgo cero y que las medidas de seguridad que rodean a cualquier experimento biotecnológico son extremas. La realidad y los datos concretos revelan que, hasta el momento, no se registraron casos de daños comprobados a seres humanos por el uso indebido de aplicaciones biotecnológicas.
Volviendo al enfoque biotecnológico en ecología, una de sus herramientas más eficaces se conoce como biorremedación. Es el uso de sistemas biológicos (basados en el uso de microorganismos y plantas) para reducir la contaminación del aire o de sistemas acuáticos o terrestres. La biodegradación con microorganismos es otro punto alto en este campo, sobre todo cuando se trata de limpiar manchas de petróleo.
A grandes rasgos, y no sólo en el caso puntual del petróleo, esos microorganismos ayudarían a detoxificar esos minerales contaminantes y los convertirían en dióxido de carbono, agua y sales inorgánicas inocuas. Por eso, los trucos de la biorremedación se utilizan para tratar aguas domésticas e industriales, aguas procesadas, aire y gases de desecho, desechos sólidos y también para el tratamiento de suelos. Dicho sea de paso: el modo de limpiar las aguas de Chascomús con plantitas se conoce como fitorremedación. Fito=planta.
Para quienes trabajan en el día a día con estas nuevas metodologías, la satisfacción se cuela entre sus papeles y entre los tubos de ensayo: «La historia nos revela que los chinos, hace 3 mil años, ya aplicaban este concepto cuando usaban digestores de biogás (gas natural o metano) alimentados con los restos vegetales de su huerta y usando el gas para alumbrarse y cocinar. Ahora la ciencia ve todo eso con otros ojos. Y ve más», comenta Mariñelarena.
El problema de la laguna de Chascomús es la pérdida de profundidad, provocada por los desechos orgánicos que se acumulan en su fondo. Esto produce un desequilibrio en su ecosistema, que ya alcanzó el límite de la autodepuración
1- Los desechos cloacales pasan por una planta depuradora tradicional, que nos los elimina en su totalidad. Los nutrientes (fósforo y nitrógeno) llegan a la laguna y se suman a los existentes.
2 – Estos nutrientes fertilizan la laguna y aumentan la aparición de microalgas y zooplancton, que a su vez atraen mayor cantidad de peces y favorecen la aparición en exceso de plantas acuáticas.
3 – Cuando estos peces y algas mueren, se descomponen y forman un sedimento en el fondo de la laguna, que causa la pérdida de 2 cm. anuales de profundidad. Esos restos, al pudrirse consumen gran cantidad del oxígeno del agua.
4 – Este sedimento atrae a especies invasoras como la carpa y el bagre, y sigue creando microorganismos, que vuelven a atraer cada vez más peces y algas, generando un proceso circular que multiplica la productividad del ecosistema y acelera la muerte de los peces.
5 – Además, la aparición de juncos y otras plantas en las orillas de la laguna frena el oleaje, dificultando la oxigenación en la zona costera.
La Solución biotecnológica que permitiría salvar la laguna de Chascomús, consiste en la instalación de humedales que actúan como filtros naturales. Ubicados entre la planta y la laguna, estos sistemas, además de no necesitar mantenimiento ni consumir energía eléctrica, cuestan menos que la cuarta parte de un sistema de tratamiento tradicional. Los humedales se construyen utilizando diferentes especies de plantas que abundan en la zona: totoras, repollitos de agua, camalotes o juncos.
1 – Los desechos cloacales desembocan en el humedal, que es una cava llena de arena que funciona como aislante para que los olores no salgan a la superficie.
2 – El filtro del humedal consiste en una gran plantación, en este caso de juncos con sus raíces dentro de la arena, que se alimentan del agua.
3 – Los nutrientes del agua son absorbidos por los juncos, que los atrapan en su tejidos y los utilizan para su crecimiento.
4 – Los nutrientes absorbidos se eliminan con el cambio de tallo del junco. Esos restos forman una capa aislante.
5 – El agua, ya libre de nutrientes, desemboca desde el humedal hacia la laguna.
6 – El tamaño del humedal: La superficie necesaria se calcula en base a la cantidad de habitantes de la ciudad que produce los desechos, según la siguiente relación: 1 persona = alrededor de 5 m2.