Todos los años, con el advenimiento de las fiestas navideñas se implementan campañas de concientización sobre los inconvenientes que causa el uso de pirotecnia. Queremos presentar aquí una alternativa para considerar.
Sabemos del impacto en los niños con condición del espectro autista, que tienen hipersensibilidad a los sonidos en general. Esto está relacionado con las conexiones entre la amígdala y la corteza cerebral, las que manifiestan disfunciones que hacen que frente a mínimas variaciones de sonido, estos niños las perciban sensiblemente aumentadas y reaccionen.
Los efectos en los animales son diversos y de diferente intensidad y gravedad. Genera taquicardia, temblores, falta de aire, náuseas, aturdimiento, pérdida de control, miedo y hasta provocar la muerte.
Los perros suelen sentir temor y al huir pueden ser víctimas de accidentes o perderse. Las aves reaccionan frente a los estruendos con taquicardias que pueden provocarles la muerte; los gatos suelen correr detrás de los explosivos por simple curiosidad pudiendo ingerirlos, perder la vista o lesionarse; los insectos y otros animales pequeños poco pueden hacer para no ser dañados; la pirotecnia es para ellos un pequeño apocalipsis.
Es por esto que en nuestro país se implementó la campaña “Más luces menos ruido”, con suerte diversa en las distintas ciudades, según informan los medios regionales.
Impacto ecológico
Los fuegos artificiales queman sales metálicas que contribuyen a contaminar el aire. La sal perclorada es uno de los principales componentes utilizados y al combinarse con los metales pesados que también se utilizan, produce compuestos tóxicos, los cuales son nocivos en caso de respirarse.
Los desechos contaminan con basura los espacios urbanos y los artilugios voladores pueden causar incendios de gravedad diversa.
Una buena idea
Cómo en tantos otros ámbitos y desde hace ya bastante tiempo, los chinos -a la sazón inventores de la pólvora y de los fuegos de artificio- presentaron este año un impactante show realizado sobre el cielo se Shangai con más de 2000 drones sincronizados a través de un programa informático.
Magnífico espectáculo visual, alternado con algunos efectos luminosos y -a nuestro entender lamentablemente- con algunas explosiones y estridencias, que conllevan la necesaria contaminación química y auditiva.
Claro está que esto no lo realiza un usuario particular sino que, por su costo solo aparece asequible, en principio, a entidades gubernamentales o bajo el auspicio de alguna empresa. También deberíamos considerar el impacto ambiental de la construcción de los drones, especialmente de sus baterías, evaluando, sobre todo, la disposición final de las mismas.
El impactante resultado que se puede apreciar en este video.
Daniel Blanco
exclusivo para barrameda.com.ar
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