La segunda rama de la clasificación vegetal corresponde a las plantas superiores. La estructura de este grupo está claramente diferenciada en raíz, tallo y hojas. Si bien los musgos, los licopodios y, sobre todo, los helechos presentan un desarrollo importante en su estructura no pueden considerarse superiores pues no se reproducen por semilla.
Esta, que constituye la base de la reproducción, se encuentra únicamente en las plantas superiores a las que da el nombre de espermatofitas. Sus órganos reproductores, las flores, son visibles aunque no todas vistosas. Las semillas contienen un embrión y reservas nutritivas que en un momento determinado se desprenden de la planta, aptas para germinar.
Las plantas superiores abarcan dos grupos que se distinguen por la manera en que se presentan las semillas. Estos grupos son las gimnospermas y las angiospermas.
Las gimnospermas
Las gimnospermas presentan sus semillas descubiertas y se las ve en el fruto, entre unas hojas duras y superpuestas denominadas escamas. Un ejemplo de estos frutos son las piñas de los pinos. En la actualidad hay unas 700 especies de gimnospermas.
Las gimnospermas no poseen flor, pero sus semillas se forman a partir de óvulos situados en formaciones parecidos a esca-mas, como las que integran una piña.
Son plantas leñosas, crecen como arbustos o árboles y pueden llegar a tamaños gigantescos. Las hojas tienen nervaduras rudimentarias -poco desarrolladas- y se mantienen verdes durante todo el año, como se observa en los pinos o abetos.
Las hojas pueden tener forma de agujas, como en los cedros, o escamas, como en el caso del ciprés. Los vasos conductores son menos evolucionados que los de las angiospermas (grupo más desarrollado dentro de las superiores) y producen una sustancia densa llamada resina.
Los representantes típicos de las gimnospermas son las coníferas, árboles resinosos con copa cónica que alcanzan grandes alturas. Los más abundantes son los pinos, abetos, alerces, araucarias, abedules y cipreses. Las flores son poco vistosas, formadas por escamas que luego se transforman en infrutescencias -conjunto de frutos- conocidas como piñas. Los óvulos, que darán origen a las semillas, se insertan en las axilas de unas escamas leñosas protectoras. Durante la época de la polinización las piñas orientan su punta hacia arriba y separan sus escamas para permitir la fecundación. Luego las vuelven a cerrar para abrirlas más tarde. Los órganos de reproducción femeninos y masculinos están en distintas flores.
Al comienzo de la formación de la planta, la raíz es pivotante, es decir, se hunde verticalmente como una prolongación del tronco. Luego se ramifica y da sostén a un tronco cilíndrico.
En general, las gimnospermas se agrupan en bosques, crecen sobre suelos calcáreos o silíceos y son resistentes a las heladas, pero débiles ante la humedad excesiva. El hecho de que crezcan agrupadas en bosques tiene gran importancia ecológica.
Económicamente el valor principal de las coníferas radica en su madera y en la celulosa, un elemento fundamental en la fabricación del papel. Estos árboles también se cultivan como ornamentales.
Las coníferas se hallan distribuidas por todo el mundo en regiones templadas o frías, y en zonas de montañas cuando el clima es cálido. Cubren gran parte del territorio de América del Norte. Hay numerosas especies de pinos, cipreses, abetos, enebros y cedros. En América del Sur abundan las araucarias, como la angustifolia, conocida como pino Paraná o Misionero, y la Araucaria araucana o pehuén, en la zona de Neuquén y en Chile. El alerce, en cambio, abunda en los bosques andino patagónicos.
Las angiospermas
Las angiospermas son más evolucionadas que las gimnospermas. Sus semillas están protegidas dentro del fruto.
Las semillas de las angiospermas se encuentran encerradas y protegidas dentro del fruto que se genera a partir del ovario.
Esta rama de las plantas superiores es la más numerosa dentro del reino vegetal, con unas 25.000 especies. Son herbáceas o leñosas e incluyen hierbas, matas, arbustos y árboles.
Hay especies epífitas (plantas que crecen sobre otras pero sin alimentarse de ellas) y parásitas (las que subsisten alimentándose de otros vegetales). La mayoría vive en tierra, pero también existen las acuáticas flotantes o sumergidas. Las angiospermas crecen en todo el mundo, adaptadas a las distintas condiciones ambientales.
Monocotiledóneas y dicotiledóneas
Las angiospermas se dividen en monocotiledóneas y dicotiledóneas. Las primeras son menos evolucionadas que las segundas. Cada grupo tiene características diferenciales.
En las monocotiledóneas, la semilla no está dividida, el embrión posee una sola hoja que se denomina cotiledón. Las flores suelen tener tres, seis o nueve pétalos, las hojas presentan nervaduras paralelas y las raíces son fasciculadas, es decir que carecen de un eje central.
Este subgrupo de angiospermas comprende unas 40.000 especies que crecen sobre todo en regiones templadas. La mayoría son herbáceas, de gran valor económico. Entre ellas se encuentran las gramíneas, como el trigo, el maíz, la cebada, el centeno, la avena, el mijo o el arroz. El hombre las aprovecha en su propia alimentación y también como forraje, y utiliza los tallos secos de mayor longitud en esteras, cuerdas y techos. Además de las gramíneas, los jacintos, gladiolos, azucenas, lirios y orquídeas crecen de semillas monocotiledóneas, igual que las palmeras y las cañas de azúcar.
Finalmente está el otro grupo de angiospermas conocido como dicotiledóneas. Sus semillas poseen dos cotiledones que serán las dos primeras hojas de la planta.
Las características que las diferencian de las monocotiledóneas, además de la semilla, son las nervaduras de las hojas con dibujos en red, las flores de dos o cinco pétalos -o múltiplos de esos números- y una raíz principal.
Las dicotiledóneas abarcan casi 200.000 especies divididas, según el desarrollo de la flor, en simpétalas, dialipétalas y monoclamídeas. Las simpétalas tienen flores en forma de tubo o embudo. Los pétalos no están separados del todo entre sí, a diferencia de las dialipétalas, cuyas flores los tienen claramente desunidos. Las monoclamídeas tienen flores sin corola ni cáliz, contrariamente a los dos subgrupos anteriores. Muchas veces se las encuentra reunidas en inflorescencias particulares llamadas amentos.
Las plantas dicotiledóneas son utilizadas por el hombre especialmente en la industria alimenticia, en farmacología, alimentación y construcción. Constituyen más de la mitad de las especies vegetales que pueblan el planeta y entre ellas se pueden mencionar rosas, claveles, madreselvas, violetas, margaritas, lotos, amapolas, con flores de infinitas tonalidades que también proveen a la industria del perfume.
Son dicotiledóneas árboles como sauces, acacias, castaños, robles; hortalizas como remolachas, nabos, coles, berros, zanahorias, perejil, papas, berenjenas, tomates y lechuga, y la sandía, el melón y el cardo. Los árboles frutales más conocidos del grupo son el ciruelo, el manzano, el peral, el cerezo y el olivo.