Saltar al contenido

Azul esperanza

Ballena azul

Ir a la versión en inglés

 

 

La Balaenoptera musculus, vulgarmente conocida como Ballena Azul es el ser vivo más grande que alguna vez pobló nuestro planeta. Es por eso que los números que rodean a este mamífero siempre causan asombro.

La ballena azul más grande registrada tenía 33 metros de largo, el largo de tres vagones de ferrocarril y el escalofriante peso de 190.000 kilogramos, el peso de 32 elefantes africanos y de 2400 hombres, es seis veces más grande que el dinosaurio más grande que alguna vez pobló el planeta. Su corazón pesa 2.000 kilogramos, tiene el tamaño de un auto pequeño y bombea 230 litros de sangre por latido sobre un total de 15.100 litros de sangre que hay en todo su sistema circulatorio; un hombre podría gatear cómodamente por el interior de su aorta. Su cerebro es, apenas de 19 kilogramos, el 0.01 % de su peso corporal.

En los períodos de alimentación consumirá unos 4.000 kilogramos de krill por día, lo que equivale aproximadamente a 40 millones de ejemplares de krill diarios. Los cachorros, al nacer pesan alrededor de 2.500 kilogramos y se alimenta de 190 litros de leche diaria engordando casi cuatro kilos por hora, o unos 96 kilogramos por día. Son sin duda los bebés más grandes de la creación. Hacia los ocho meses de edad cuando llega el destete, puede medir 15 metros de largo y pesar unos 22.700 kilogramos.

Se podría creer entonces que es un animal de cuerpo robusto y rechoncho. En realidad esa es la imagen que tenemos de los animales capturados o varados, hinchados por la descomposición. Las ballenas azules son en realidad animales muy estilizados, y gráciles al momento de nadar; se desplazan por el fondo con una lentitud y un dominio de su cuerpo asombroso. Debido a su gran tamaño y peso no fue cazada durante el siglo XIX ya que a los balleneros de entonces, les resultaba imposible izar el cuerpo que, una vez muerto se hundía en el mar. Pero la llegada de los barcos de vapor y los malacates marcaron con sangre el exterminio. Entre 1930 y 1960 fue cazada sin piedad en todos los mares de la Tierra hasta llegar a fines del siglo XX donde se contabilizan apenas un diez por ciento de la población original.

Hoy estos gigantes bondadosos sólo son víctimas de la persecución de la «caza científica» del Japón. Mientras lees este artículo, una ballena azul resiste a la soledad en aguas de la Antártida, en su vientre hay un enorme cachorro que en poco tiempo emergerá al mundo. Tal vez algún día podamos verlo nadar en libertad y sin sobresaltos cuidado y protegido por todos los países del planeta.

Habremos demostrado, sólo entonces que los seres humanos pertenecemos a una raza inteligente

«No se puede defender lo que no se ama y no se puede amar lo que no se conoce»